El presidente Luis Abinader confirmó que su equipo económico sigue el conflicto Irán-Israel “hora a hora”, consciente de que cualquier sobresalto en Oriente Medio se refleja casi de inmediato en los surtidores dominicanos. La advertencia llegó durante La Semanal con la Prensa, espacio donde el mandatario suele desgranar cifras y decisiones de primera mano.
Según las propias declaraciones del jefe de Estado, el monitoreo se activa cada vez que los mercados internacionales muestran nerviosismo. Y hay razones de sobra el lunes el Brent se desplomó 7,2 % y cerró en US$ 71,48 tras el ataque iraní a una base estadounidense en Catar, un giro que alivió temporalmente el temor a un cierre del Estrecho de Hormuz, pero evidenció lo volátil de la prima geopolítica. Días antes, analistas de Stratas Advisors situaban el barril en torno a US$ 77 y advertían que nuevos golpes a infraestructuras petroleras podrían catapultar el crudo por encima de los US$ 80.
El precedente de las crisis recientes
Abinader recordó que el país ya sorteó la pandemia y la guerra de Ucrania sin una espiral inflacionaria descontrolada. La clave, insiste, fue un “subsidio móvil” que se ajusta semanalmente. De hecho, apenas el sábado 21 de junio el Ministerio de Industria y Comercio destinó otros RD$ 214 millones para contener los precios de GLP, gasoil regular y gasolina regular. Ese colchón fiscal aunque costoso evitó que el bolsillo popular sufriera los golpes más duros del mercado.
¿Qué vigila el Gabinete?
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Prima de riesgo en el Caribe: Un encarecimiento sostenido del Brent elevaría el costo de importación de derivados; la República Dominicana compra casi el 100 % de su combustible.
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Inflación importada: Cada dólar extra por barril añade presión al índice de precios al consumidor, justo cuando el Banco Central persigue su meta anual (4 % ± 1 %).
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Cuenta corriente: Un barril por encima de US$ 85 ampliaría el déficit externo y forzaría mayores emisiones de deuda o ajustes cambiarios.
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Subsidio fiscal: Con un presupuesto 2025 que ya proyecta financiar RD$ 80 000 millones en ayudas sociales, cada semana cara en el mercado energético recorta el margen de maniobra para otras prioridades (salud y educación, principalmente).
Escenarios y medidas en carpeta
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Escenario de precio alto pero estable (US$ 80-85): Mantener subsidios focalizados y reforzar la transparencia del mecanismo semanal para dar previsibilidad a transportistas y pequeños negocios.
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Escenario de escalada sobre US$ 90: Reimplantar topes temporales al margen de comercialización y acelerar la conversión de flotillas oficiales a gas natural, estrategia esbozada tras la crisis de 2022.
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Escenario de choque severo (cierres parciales en Hormuz): Activar acuerdos de suministro con México y EE. UU.; suspender selectivamente impuestos especiales (como el ISC) durante 30 días y priorizar combustibles para generación eléctrica y transporte público.
Mirada de largo plazo
Expertos en energía señalan que la vulnerabilidad dominicana radica en su nula producción de crudo y limitada capacidad de almacenamiento. El pacto público-privado para ampliar los tanques de Refidomsa anunciado en abril busca duplicar la reserva estratégica de 15 a 30 días, pero llevará al menos 18 meses entrar en operación. Mientras tanto, la transición a fuentes renovables avanza el país ya tiene 1 700 MW solares y eólicos instalados (12 % de la matriz), aunque la flota de vehículos continúa dependiendo casi en exclusiva de derivados fósiles.
¿Qué esperar esta semana?
Mientras los misiles sigan sin amenazar rutas petroleras, analistas prevén una prima geopolítica moderada y precios entre US$ 70 y US$ 78. Sin embargo, cualquier escalada como un cierre parcial en Hormuz o nuevos bombardeos a refinerías podría disparar de nuevo la volatilidad. Por eso el Gobierno dominicano afina, día tras día, el mismo libreto que lo salvó del coletazo ucraniano subsidios quirúrgicos, comunicación constante y ajustes rápidos antes de que la tormenta alcance las estaciones de servicio.