Haití coalición de autodefensas masacra a 50 en Préval

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Al menos medio centenar de hombres, mujeres y niños fueron brutalmente asesinados esta semana en la comunidad de Préval, Petite-Rivière de l’Artibonite, en el centro de Haití. Testigos narran escenas de decapitaciones, cuerpos incendiados y viviendas calcinadas mientras los atacantes integrantes de una coalición de “brigadas de autodefensa” buscaban imponer venganza en nombre propio.

Según la agencia EFE, fuentes locales confirmaron el viernes que los agresores irrumpieron armados con machetes y fusiles, sembrando pánico en toda la primera sección comunal. La ofensiva habría respondido al asesinato de uno de sus miembros a manos de bandas rivales días atrás.

Informaciones ampliadas por el portal HaitiLibre detallan que los autodenominados “Coalition” responsabilizaron a los vecinos de colaborar con las pandillas “Gran Grif” y “Kokorat San Ras”. En represalia, “pasaron a cuchillo” al pastor Jacques Brutus y a quince feligreses dentro de la iglesia bautista Maranatha, lanzaron varios cadáveres al río Artibonite y quemaron más de diez casas con familias aún dentro. El balance preliminar supera los 50 muertos y sigue en aumento.

El baño de sangre ilustra el nuevo rostro de la violencia haitiana la escalada entre bandas criminales y grupos de autodefensa. Human Rights Watch alertó el mes pasado que estos enfrentamientos, lejos de ofrecer protección, multiplican los riesgos para la población y profundizan la impunidad reinante.

Hoy, alrededor de 2,7 millones de haitianos incluyendo 1,6 millones de mujeres y niños viven bajo control gang, cifra que sitúa al país al borde de crímenes de lesa humanidad, advierte el Global Centre for the Responsibility to Protect.

La comunidad internacional luce desbordada. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó en 2024 una misión multinacional encabezada por Kenia, pero el despliegue avanza a paso lento y con fondos insuficientes. Esta semana, Estados Unidos presionó a la OEA para que asuma un rol más activo ante el colapso de la seguridad haitiana.

Mientras tanto, la población de Préval huye hacia Saint-Marc con lo puesto, sin ayuda estatal ni presencia policial estable. La tragedia deja claro que, en la Haití de hoy, la delgada línea entre “autodefensa” y “bárbaros sin ley” se evaporó hace rato, y cada vacío de autoridad se paga con ríos de sangre inocente.

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