Imágenes estilo Ghibli y derechos reservados ¿qué implica sumarse a esta tendencia?

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El furor por recrear fotografías con apariencia de dibujos al estilo de Hayao Miyazaki ha saltado de perfil en perfil, contagiando a usuarios de todas partes. Esa fascinación suele manifestarse en retratos de celebridades, ilustraciones personales e incluso campañas de redes sociales que buscan encantar con la nostalgia y el encanto de lo “tradicionalmente japonés”. Sin embargo, este auge no es tan inocente como aparenta; si bien la inspiración está en boca de todos, los riesgos legales también acechan de manera discreta.

Según deultimominuto, el creciente empleo de herramientas de inteligencia artificial que generan estas imágenes, basadas en la estética propia de Studio Ghibli, entra en un terreno delicado de derechos de autor. El estudio, reconocido por clásicos como My Neighbor Totoro y Spirited Away, resguarda su obra bajo estrictas regulaciones. Esto implica que la reproducción de personajes, escenas o cualquier elemento característico puede devenir en un problema legal, sobre todo si se publica sin permiso o se intenta monetizar.

Para ponerlo más claro, el estilo Ghibli no se limita a un simple “toque de dibujo”. Muchas de sus películas, según consta en la página oficial del estudio (ghibli.jp), permanecen protegidas por la legislación japonesa e internacional. Cualquier persona que utilice estos elementos con fines comerciales, como la venta de camisetas, pósteres u otros artículos, se expone a sanciones o demandas. El Japan Patent Office (JPO) establece que las marcas y obras registradas tienen una amplia cobertura, y cualquier uso no autorizado puede derivar en consecuencias monetarias o, en ciertos casos, penales.

Ahora bien, esto no significa que debamos quedarnos con los brazos cruzados o huir de la tendencia. Existen formas legítimas de explotar la creatividad y evadir el conflicto. Es aconsejable inspirarse en el trazo y en la atmósfera de películas célebres como El Viaje de Chihiro, pero sin copiar escenas distintivas o personajes específicos. Igualmente, añadir un aviso claro de que no existe ninguna vinculación con la productora japonesa ayuda a despejar sospechas. No te duermas con esa parte, porque un simple descuido puede empañar la reputación de quienes difunden estos trabajos.

Cabe recalcar que más allá de los asuntos legales, la apropiación inadecuada de una obra reconocida puede acarrear críticas y disminuir la credibilidad de un proyecto. Las redes, con su inmediatez, han demostrado que la reputación se forja y se deshace con la misma rapidez. Muchos creadores han optado por una visión más personal, mezclando el estilo Ghibli con influencias propias y evitando referencias directas a Totoro o al Castillo Ambulante. Tal estrategia ofrece un sello único, reduce la posibilidad de meterse en un lío y, a la vez, encamina a una propuesta artística más auténtica.

A fin de cuentas, la originalidad siempre será la mejor aliada para quienes buscan compartir contenido sin enfrentarse a multas o reclamos. Darle tu propio sello, enriquecer la narrativa con detalles culturales locales y mantener un margen de respeto hacia las creaciones de Studio Ghibli son acciones que hablan bien de tu trabajo y, por supuesto, aseguran que puedas disfrutar de esta tendencia sin sobresaltos.

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