Incidencia operativa en el Metro de Santo Domingo genera filas kilométricas en la estación Mamá Tingó

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La interrupción del servicio registrada la mañana de este lunes 21 de abril en la estación Mamá Tingó una detención de aproximadamente veinte minutos que obligó a suspender la salida de trenes en la Línea 1 puso de relieve, una vez más, la fragilidad de la red ferroviaria que conecta el norte de la capital con el Centro de los Héroes.

la aglomeración de usuarios formó una fila cercana al kilómetro mientras centenares de pasajeros aguardaban sin recibir información oficial. Muchos se quejaron públicamente de los perjuicios ocasionados en sus horarios laborales y académicos, un reclamo que la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret) todavía no ha atendido con un parte explicativo.

La falta de respuesta preocupa en un contexto de demanda ascendente: solo entre enero y septiembre de 2024 el Metro transportó 79,1 millones de pasajeros, 8 % más que en igual periodo del año anterior.​Este crecimiento tensiona la operación diaria, sobre todo en horas de máxima afluencia.

Para aliviar la sobrecarga, la Opret anunció la incorporación gradual de trenes de seis vagones, cuyo despliegue comercial está previsto para julio de 2025, tras la llegada de los primeros equipos Serie 6 fabricados por Alstom.​ El proyecto que duplicará la capacidad de cada formación contempla también la extensión de andenes y la modernización de los sistemas de señalización.

No obstante, el calendario de ampliación ha sufrido retrasos: informes independientes señalan que varias licitaciones permanecen en revisión y que la propia Opret ha reproducido sin cambios su reporte trimestral de avances durante gran parte de 2024, lo que sugiere un ritmo de ejecución menor al anunciado.​

Especialistas en movilidad consultados advierten que episodios como el de hoy podrían repetirse si la empresa operadora no refuerza sus protocolos de contingencia y publica, con la debida celeridad, datos transparentes sobre fallas técnicas. Mientras tanto, miles de capitaleños siguen dependiendo de un sistema cuya fiabilidad en pleno crecimiento demográfico y económico del Gran Santo Domingo ya no es solo un asunto de conveniencia, sino un factor de competitividad urbana y calidad de vida.

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