Apenas veinticuatro horas después de su elección, la Prefectura de la Casa Pontificia dejó claro el calendario la gran celebración que marca oficialmente el arranque del pontificado de León XIV será el domingo 18 de mayo, a las 10:00 a. m. (hora de Roma), en plena Plaza de San Pedro. Allí, ante miles de fieles y decenas de jefes de Estado, el nuevo Papa recibirá el anillo del Pescador y el palio, las dos insignias que sellan su autoridad espiritual.
Según la agencia EFE, el sumo pontífice dominicano-estadounidense antes Robert Prevost también confirmó su primera audiencia general para el miércoles 21 de mayo y un encuentro con la Curia Romana el sábado 24.Estos compromisos llegan apenas días después de su primera bendición pascual, el Regina Coeli, prevista para este mismo domingo desde la logia central de la basílica.
La rapidez con que se han fijado las fechas recuerda la transición de 2013, cuando Francisco oficializó su cargo solo cinco días después del cónclave. Sin embargo, en esta ocasión hay un matiz histórico: León XIV asume la Cátedra de Pedro tras el fallecimiento de su antecesor, el argentino Francisco, el pasado 21 de abril. El Vaticano, confiado en la elasticidad de su protocolo, combina duelo y continuidad sin perder el paso.
El resto de mayo estará cargado de gestos simbólicos. El Papa visitará las cuatro basílicas mayores de Roma San Pablo Extramuros el 20, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor el 25, siguiendo la tradición que reivindica la autoridad universal del obispo de Roma sobre la Iglesia latina. En Santa María la Mayor, donde descansan ya los restos de Francisco, la liturgia tendrá inevitablemente un tono íntimo y conmemorativo.
No es menor el peso del anillo del Pescador que se entregará el 18 de mayo una pieza única de oro grabada con la imagen de san Pedro y el nombre de cada pontífice, destruida al final de cada pontificado para evitar el uso fraudulento de su sello. El palio hecho con lana de cordero bendecida cada 21 de enero subraya la misión pastoral del Papa.
En su primera homilía, celebrada este viernes en la Capilla Sixtina, León XIV advirtió contra reducir la fe a “una simple idea para gente débil” y prometió ser un “fiel administrador” al servicio de la Iglesia. El tono directo y pastoral marca distancia con el estilo más contemplativo de Benedicto XVI y se alinea con la cercanía comunicativa que caracterizó a Francisco.
Las autoridades vaticanas calculan que la inauguración atraerá a más de 150 delegaciones oficiales y hasta 250 000 peregrinos. Para los dominicanos que ya planifican vuelos chárter y rutas de autobús desde varias ciudades europeas la cita tiene un sabor particular: es la primera vez que un hijo de la diáspora caribeña llega al trono de San Pedro.
Logísticamente, el dispositivo de seguridad será similar al que se desplegó en 2013, con un perímetro blindado y controles de acceso en Via della Conciliazione. El Vaticano ha pedido a las delegaciones limitar el tamaño de sus comitivas para facilitar el ingreso.
En lo pastoral, el nuevo pontífice enfrenta un tablero complejo tensiones geopolíticas, la reconfiguración del Sínodo sobre la Sinodalidad y el reto de retener a una generación que se informa más por TikTok que por los púlpitos. Su agenda temprana reuniones con periodistas el 12 de mayo y con el cuerpo diplomático el 16 apunta a un arranque dialogante, consciente de que la batalla por el relato empieza fuera del Vaticano.
Habrá que ver, compay, si León XIV logra convertir esos gestos iniciales en reformas de fondo. Por ahora, el 18 de mayo servirá de termómetro una misa de inauguración no cambia el mundo, pero sí revela la temperatura de la nueva era que comienza en Roma.
