El vicepresidente de EE. UU., JD Vance, dejó claro que la hospitalidad estadounidense durante el Mundial 2026 tendrá fecha de caducidad. “Que vengan, que celebren, pero cuando el pitazo final suene, deberán regresar a sus países”, dijo en una rueda de prensa en Los Ángeles convocada para revisar los preparativos del torneo trinacional.
La sesión primera reunión conjunta del comité organizador con funcionarios federales reunió también al presidente Donald Trump, a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, al secretario de Transporte, Sean Duffy, y al titular de la FIFA, Gianni Infantino. Allí, Vance bromeó con que, si los hinchas pretenden extender su estadía, “tendrán que hablar con la secretaria Noem”, insinuando controles migratorios más estrictos tras la final.
Un mensaje en sintonía con la línea dura migratoria
La advertencia encaja con el endurecimiento de la política fronteriza impulsada por la actual administración. Noem exgobernadora de Dakota del Sur y férrea aliada de Trump ha planteado endurecer la validez del programa ESTA y revisar cada caso de prórroga turística. Para organizaciones del sector hotelero en Miami y Nueva York, consultadas tras la rueda de prensa, ese tono “siembra dudas” justo cuando las ciudades sede afinan estrategias para captar estadías de alto valor.
Cifras récord y un recuerdo de 1994
Estados Unidos espera la mayor afluencia de aficionados en la historia del fútbol: la FIFA proyecta vender más de 5 millones de entradas, superando los 3,6 millones de USA 1994. Solo el área de Nueva York–Nueva Jersey prevé recibir cerca de 1 millón de fanáticos en los 12 días que concentrará partidos, según estimaciones de su oficina de turismo. Para las autoridades federales, procesar semejante flujo implicará refuerzos en controles biométricos, 2 000 nuevos agentes en puertos de entrada y operativos coordinados con Canadá y México.
Trump pone a Rusia en la conversación
Durante la misma comparecencia, Trump deslizó que permitir la participación de la selección rusa “podría acelerar el fin de la guerra en Ucrania”. El comentario llega pese a que Rusia permanece suspendida de competiciones FIFA y UEFA desde febrero 2022 por la invasión. Fuentes diplomáticas en Washington ven improbable un levantamiento de la sanción sin un alto el fuego verificable, pero la Casa Blanca parece dispuesta a usar el Mundial como palanca política.
Reacciones encontradas
Para grupos defensores de migrantes, el mensaje de Vance recuerda al “viaje exprés” de visitantes durante la administración Trump (2017-2021), cuando se acortaron plazos de estadía y aumentaron las denegaciones de visa. En contraste, voceros de la Asociación Nacional de Hoteles celebran la “claridad” del gobierno: “Saber las reglas con tiempo permite planificar paquetes cerrados que garanticen salidas puntuales”, señaló su director ejecutivo, Javier Colón.
Seguridad y legado
La secretaria Noem detalló que se desplegarán 60 000 efectivos federales y estatales, cifra superior a los 40 000 movilizados para el Super Bowl LVIII. El legado buscado, subrayó, es “demostrar que EE. UU. puede organizar el evento deportivo más grande del planeta sin comprometer su soberanía fronteriza”.
Un cierre a la dominicana
En buen dominicano el gobierno quiere bonche mundialista, pero sin “quedao” de último minuto. Las ciudades atraerán millones, la cerveza correrá, y el business estará encendido. Ahora bien, una vez se apague la fiesta, Vance y compañía esperan que la marea humana recoja maletas y abandone el territorio, o de lo contrario, tocará bailar otro ritmo el de Seguridad Nacional.