El nombre de Jean-Claude Van Damme, famoso por sus películas de acción y sus legendarias patadas voladoras, ha vuelto a la palestra pública, aunque esta vez en un contexto poco envidiable. El artista de 64 años se ve implicado en denuncias de presunta relación con mujeres atrapadas en redes de explotación, y la noticia ha encendido las redes sociales a nivel internacional. De confirmarse estos señalamientos, su reputación y su futuro legal podrían sufrir un golpe formidable.
Tal como informa hoy, el caso tomó fuerza a raíz de un reporte donde se describe que el actor habría recibido cinco mujeres rumanas como “obsequio” durante un viaje a Cannes, Francia. En la base de la acusación se incluye la sospecha de que Van Damme conocía el trasfondo de trata sexual orquestado por la organización criminal de Morel Bolea. TMZ, uno de los portales de espectáculos más reconocidos, también respaldó la versión de que el artista estaba consciente de la situación que vivían estas mujeres.
La trata de personas sigue siendo un desafío en muchos países, y diversos organismos internacionales, como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), han insistido en la urgencia de reforzar las acciones para combatir este flagelo. Rumanía, Francia y otras naciones europeas se han visto en la obligación de endurecer su legislación, aunque el problema exige mayores esfuerzos en la cooperación transnacional. En este entramado, la polémica con Van Damme añade un nuevo capítulo que pone en evidencia la magnitud de estas redes criminales y sus tentáculos en el mundo del espectáculo.
No se trata de un simple rumor de tabloide. Las autoridades rumanas, según fuentes judiciales citadas en medios europeos, llevan meses siguiendo el rastro de Morel Bolea y sus conexiones en varios países. Este proceso podría convertirse en uno de los juicios más mediáticos del año, especialmente por la notoriedad del protagonista y las dimensiones internacionales de la presunta red ilícita. Habrá que ver cómo evoluciona la investigación y si el llamado “músculo de Bruselas” logra librarse de esta acusación que, a todas luces, parece un dolor de cabeza de proporciones épicas.
