Ni las carteras de abogados de alto calibre ni los recursos del magnate del hip‑hop pudieron mover la fecha: el magistrado Arun Subramanian ratificó que la selección del jurado arranca el 5 de mayo en la Corte Federal de Manhattan, donde Sean “Diddy” Combs se juega la libertad por cinco cargos que incluyen crimen organizado y tráfico sexual.
Según un despacho de EFE, los defensores del rapero habían suplicado un aplazamiento de dos meses alegando “falta de tiempo” tras la ampliación de los delitos. El juez, sin medias tintas, zanjó que ya han contado con suficientes semanas para prepararse y que el calendario se queda tal cual.
Durante la vista del viernes, Subramanian también abrió la puerta a que el jurado vea fragmentos de la docuserie Fall of Diddy, pese a la oposición de Warner Bros. Discovery. La serie contiene testimonios de una ex‑empleada y una expareja que, según la Fiscalía, apuntalan el patrón de abuso que se le imputa al artista.
La acusación sostiene que, entre 2008 y 2023, Combs dirigió una red que reclutaba y explotaba a mujeres bajo amenazas, drogas y dinero fácil. El nuevo pliego sumó dos cargos a los tres originales y elevó la posible condena mínima a 15 años de cárcel.
El cerco se estrechó en marzo de 2024, cuando agentes federales allanaron sus mansiones de Los Ángeles y Miami en pleno vuelo privado del empresario, registro que encendió las alarmas sobre la magnitud del caso.
No es su único frente las demandas civiles se apilan como fichas de dominó. La más sonada fue la de la cantante Cassie Ventura, que en noviembre de 2023 lo acusó de palizas y abuso sexual; el pleito se zanjó en 24 horas con un acuerdo confidencial, pero agitó a otras presuntas víctimas a salir a la luz.
Pese a todo, Combs confinado sin fianza en el Metropolitan Detention Center de Brooklyn mantiene que las relaciones fueron “consentidas” y que las cintas de vigilancia oídos a la CNN “carecen de autenticidad”. Su nuevo fichaje legal, Brian Steel, famoso por defender a raperos en líos similares, promete pelear cada prueba.
Analistas penales señalan que, si el jurado compra la teoría de la Fiscalía, el veredicto podría convertirse en el caso más emblemático del #MeToo en la industria urbana, equiparable a los juicios de R. Kelly. Desde ya, la defensa adelanta que apelará cualquier revés, mientras las acusadoras confían en que el proceso marque “un antes y un después” en la rendición de cuentas de las estrellas.
Con la agenda definida y la atención mediática en alto, Manhattan se prepara para un juicio que promete sacudir al entretenimiento, al derecho y, de paso, a la cultura popular que Combs ayudó a moldear.