Una mujer de 77 años residente en Acacoyagua, Chiapas, se convirtió esta semana en la primera persona diagnosticada en México con miasis provocada por el gusano barrenador Cochliomyia hominivorax. La paciente, estabilizada con antibióticos y tratada en el Hospital de Alta Especialidad “Ciudad Salud” de Tapachula, permanece bajo vigilancia médica mientras las autoridades refuerzan la detección de posibles contagios en la región.
Según la agencia EFE, la Secretaría de Salud activó un protocolo que moviliza a epidemiólogos federales, personal del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y brigadas comunitarias para capacitar a médicos rurales y ganaderos sobre la identificación temprana de la plaga.
El gusano barrenador erradicado de México en 1991 pero endémico en buena parte del Caribe y Sudamérica deposita sus huevos en heridas o mucosas; las larvas perforan tejido sano y, si no se remueven a tiempo, pueden causar necrosis extensa, pérdida de órganos e incluso la muerte.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) recuerda que, tras el hallazgo de larvas en una res chiapaneca el 22 de noviembre de 2024, se reactivó la “zona barrera” que desde Panamá intenta frenar el avance de la mosca hacia el norte. Desde 2023 se han documentado casos en Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala, lo que confirma la expansión del insecto fuera de su rango histórico.
El brote humano mexicano no es aislado: el Ministerio de Salud nicaragüense confirmó en febrero 30 personas infestadas por la misma plaga, dos de ellas con riesgo vital, lo que llevó a reforzar las fumigaciones y el control ganadero en la costa del Pacífico.
En el frente económico, México reanudó en febrero la exportación de becerros a Estados Unidos tras un acuerdo que limita los envíos a 500 cabezas diarias y exige antiparasitarios e inspección doble en los pasos de San Jerónimo y Agua Prieta/Nogales; más de 240 000 animales siguen varados en corralones mientras se normaliza el flujo.
Al norte del río Bravo, Texas Parks & Wildlife pidió a vaqueros y cazadores que reporten cualquier herida con larvas “comecarne” en fauna silvestre, advirtiendo que el primer “man‑eater fly” detectado en ganado mexicano cruzó apenas 50 km de la frontera.
Para cortar la cadena de transmisión, Salud federal distribuye guías ilustradas en clínicas rurales, promueve el cierre higiénico de heridas y coordina con Senasica la inspección de puercos, perros y cabras, especies puente entre la mosca y los humanos. Mientras, epidemiólogos del Istmo insisten en extender la técnica del macho estéril que fue clave en la erradicación de los años 90— antes de que el insecto eche raíces y complique aún más la sanidad regional.