París. Ocho años después de aquel susto que le puso los pelos de punta a medio planeta pop, este martes se abre en la majestuosa sede del Palacio de Justicia el proceso contra la banda de veteranos conocidos como los yayoladrones. Diez acusados la mayoría sobrepasando los 70 se sentarán ante el tribunal para responder por el sonado asalto que, en apenas diez minutos, les dejó un botín valorado en 9 millones de euros y a Kim Kardashian con el susto de su vida.
Según la agencia EFE, el calendario judicial marca audiencias hasta el 23 de mayo y contempla la esperada comparecencia de la estrella de telerrealidad el 13 de mayo, día para el que ya se han acreditado más de 400 periodistas de todo el mundo. La expectación no es para menos se trata del robo de joyas más mediático que recuerde París desde los tiempos de la Jet Set de los noventa.
La madrugada del 3 de octubre de 2016, Kardashian descansaba en un discreto apartotel del céntrico barrio de la Madeleine cuando varios hombres disfrazados de policías entraron pistola en mano. Aprovecharon que su guardaespaldas acompañaba a su hermana Kourtney de fiesta. Ataron a la celebridad, la amordazaron y la encerraron en la bañera tras exigirle el anillo de compromiso de 19 quilates que Kanye West le había entregado meses antes. El diamante solo dicen los peritos rozaba los cuatro millones de euros.
El golpe, digno de guion cinematográfico, destapó la vulnerabilidad de las figuras públicas que exhiben su vida (y sus joyas) en redes. De hecho, firmas de seguridad privadas de Los Ángeles reportaron un aumento del 35 % en solicitudes de protección personalizada durante el año siguiente, según datos compilados por Forbes en 2017. Desde entonces, Kardashian rara vez publica su ubicación en tiempo real y reforzó su equipo de vigilancia con exagentes federales.
Detenidos en enero de 2017, los imputados llegaron a la prensa francesa como delincuentes de vieja escuela: transporte en bicicleta, argot de los setenta y antecedentes por atracos menores. Su presunto líder, Aomar Ait Khedache alias “Omar el Viejo”, hoy casi sordo y con una discapacidad del 80 % afirma que alguien cercano a la celebridad les filtró la información. El relato recuerda otros grandes atracos con soplón interno, como el de la joyería Hatton Garden en Londres (2015), también perpetrado por septuagenarios.
La Fiscalía los acusa de robo agravado con arma de fuego, secuestro y asociación delictiva. En Francia, esos cargos pueden sumar hasta 30 años de prisión, aunque la defensa intentará mitigar la pena alegando salud precaria. Yunice Abbas 72 años, autor del libro Yo secuestré a Kim Kardashian reconoció recibir 70 000 euros y perder un collar durante la fuga collar que terminó delatando al grupo por las huellas de ADN.
El resto de las piezas nunca apareció; los investigadores sospechan que se fundieron y pasaron por el circuito de Amberes, epicentro europeo del diamante. Para los peritos, rastrear gemas recortadas es casi imposible basta con recortar o pulir un par de facetas para que el certificado original pierda validez. De ahí que la aseguradora de Kardashian reportan medios especializados en siniestros de lujod esembolsara la indemnización completa en 2018.
Más allá del morbo, el juicio promete relanzar el debate sobre la protección de figuras públicas y la responsabilidad de las plataformas digitales cuando la ostentación se vuelve invitación. Y es que, como dice el refrán dominicano, “no enseñes la carne si no quieres que te piquen los mosquitos”. Habrá que ver si la justicia francesa pone fin a la aventura criminal de estos abuelos del atraco o si, cual película de atracos vintage, todavía les queda un último acto por protagonizar.
