La alegría blaugrana se desbordó anoche en la Rambla de Canaletas, el kilómetro cero de cada gesta culé. Apenas el Barça alzó la Copa del Rey en Sevilla, miles de aficionados la mayoría envueltos en banderas azulgranas y cánticos de “campeones” abarrotaron la emblemática fuente para convertir la madrugada en una marea festiva.
Según despachos de EFE, alrededor de las 4:00 a. m. unas 2 700 personas seguían coreando goles imaginarios cuando un pequeño grupo empezó a lanzar botellas y latas contra la línea policial que protegía la zona. Los Mossos d’Esquadra y la Guàrdia Urbana respondieron con un cordón de empuje y, tras varios avisos por megafonía, desalojaron el lugar: dos jóvenes terminaron esposados por desórdenes públicos y el resto se dispersó en cuestión de minutos.
letas. La fuente lleva más de un siglo bendiciendo victorias del Barça; nació como punto de consulta de pizarras deportivas y pasó a ser altar futbolero cuando las plantillas de Samitier y Alcántara se mezclaban con la hinchada en el cercano Café Baviera. De ahí la tradición de “volver” a beber de su surtidor cada vez que el club toca plata.
Los incidentes, minoritarios pero ruidosos, recuerdan que la celebración puede torcerse: en 2011, tras un título liguero, se registraron 17 arrestos en el mismo lugar por disturbios similares. Aunque los cuerpos de seguridad han reforzado la presencia uniformada y las cámaras de vigilancia, las estadísticas muestran que las detenciones por alteraciones del orden siguen concentrándose en grandes aglomeraciones, sobre todo de madrugada, cuando el alcohol y la euforia hacen su propio juego.
Fuentes municipales consultadas explican que el Ayuntamiento mantendrá el dispositivo extraordinario durante las próximas 48 horas por si la plantilla decide celebrar con autobús descubierto, mientras la patronal hotelera celebra la ocupación casi total que ha traído la final de Copa. Para la mayoría, la noche quedó en anécdota; para los dos detenidos, la copa se amargó antes de llegar a la última ronda.