Kanye West estalla en vivo por custodia de sus hijos

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Sentado frente a la cámara con la cara tapada por una máscara negra, Kanye West o simplemente Ye volvió a prender la chispa del debate sobre su paternidad compartida con Kim Kardashian. En una transmisión en vivo la noche del 30 de abril, el rapero de 47 años soltó una retahíla de insultos y amenazas veladas mientras denunciaba que no puede ver “de forma normal” a sus cuatro hijos: North (11), Saint (9), Chicago (7) y Psalm (5).

Según NoticiasSIN, Ye gritó que “llegará el punto de no perder la cabeza” si continúa sintiéndose excluido de las decisiones sobre crianza y educación de los menores. La escena, transmitida a miles de seguidores, reavivó un conflicto que lleva meses dominando los titulares.

El exponente de Donda no se guardó nada “¡Al diablo con todos estos hijos de p…! Estoy hablando con abogados”, tronó, comparando de nuevo su régimen de visitas con “estar preso”. No es la primera vez que hace esa analogía; en marzo ya había exigido decidir a qué escuela asisten y hasta si las niñas pueden usar maquillaje.

¿Qué dice el acuerdo legal?

Pese a su rabia pública, el convenio de divorcio firmado en noviembre de 2022 establece custodia “compartida” y obliga a West a pagar 200 000 dólares mensuales de manutención, además de cubrir la mitad de los gastos médicos, educativos y de seguridad de los pequeños. En papel, Ye puede verlos “cuando quiera”, siempre que coordine con Kim y mantenga un ambiente estable.

Pero la versión del rapero choca con la realidad documentada. A mediados de enero se le fotografió en Tokio comprando golosinas con Saint, Chicago y Psalm, prueba de que sí ha tenido acceso a los niños este año.  Page Six publicó esas imágenes la misma semana en que West juraba no ver a su hijo mayor “desde enero”.

Dos narrativas y un mismo vacío

Desde el entorno Kardashian insisten en que la puerta está abierta, aunque reconocen que Kim “no los expone a situaciones caóticas”. Fuentes cercanas a la empresaria aseguran que la prioridad es la estabilidad de los menores, algo que el propio Ye, en pleno arranque, convirtió en pólvora mediática al acusar a Hulu, Disney y la familia Kardashian de usar a sus hijos como “plataformas para influenciar a la comunidad negra”.

La tensión no es sólo verbal. Voces en Los Ángeles deslizan que Kardashian baraja pedir restricciones adicionales si las diatribas de Ye ponen en riesgo el bienestar emocional de los chicos. Una columna reciente en Medium advierte que, de materializarse esa presión legal, la ex pareja regresaría a tribunales antes de que termine el año.

Implicaciones y lectura más amplia

En California, los jueces ponderan la “salud mental y la capacidad de cooperar” de cada progenitor. Un historial de estallidos públicos puede volverse en contra de West si Kim demuestra que afectan a los niños. Al mismo tiempo, la jurisprudencia protege el derecho del padre a participar activamente en decisiones clave algo que Ye reclama a gritos, por lo que cualquier medida extrema tendría que probar que su conducta es realmente perjudicial.

Para la imagen del músico, la transmisión agrava una percepción de inestabilidad que ya golpeaba sus negocios, desde Yeezy hasta sus alianzas creativas. Por ahora, el choque queda en el terreno mediático. Pero si algo dejó claro el directo de esta semana es que el conflicto va más allá de los 200 000 dólares mensuales Ye no quiere ser visitante ocasional, sino un actor principal en la vida de sus hijos.

Queda por ver si sus próximos pasos serán en los tribunales o, como le sugieren algunos allegados, en el consultorio de un mediador familiar. Lo que sí es seguro es que cada arrebato público suma presión sobre un acuerdo que, en teoría, busca precisamente lo contrario paz para cuatro niños que no eligieron esta guerra.

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