El jardinero dominicano Víctor Robles, estelar en la alineación de los Marineros de Seattle, vive un revés inesperado luego de sufrir una aparente dislocación en el hombro izquierdo durante un lance defensivo que tomó por sorpresa hasta a los fanáticos más curtidos. Su participación en la presente campaña, que pintaba con números sólidos, se verá truncada por un período de recuperación cercano a las 12 semanas, obligando al cuerpo técnico a ajustar varias piezas clave dentro del equipo.
Tal como reseña deultimominuto, el percance ocurrió mientras Robles perseguía un elevado en zona de foul. El fuerte impacto contra la barandilla y la red protectora desembocó en una fractura menor y una dislocación confirmada a los pocos días. Distintos reportes de MLB han señalado que la decisión de evitar la cirugía apunta a una rehabilitación de aproximadamente tres meses, combinando tiempo de sanación y ejercicios de fortalecimiento.
En temporadas recientes, otros jardineros de Grandes Ligas han enfrentado lesiones similares, y sus períodos de inactividad rondaron de 8 a 14 semanas, de acuerdo con registros públicos de la liga. Esta coyuntura pone presión sobre la gerencia de Seattle, que confía en la velocidad, el fildeo y el bate oportuno de Robles. Muchos seguidores dominicanos destacan la constancia que el jugador ha mostrado desde su llegada al club el año pasado, ofreciendo jugadas que marcan la diferencia en la pizarra.
Aunque todavía no se ha revelado quién sustituirá al patrullero, el entrenador del equipo ha dejado entrever que ajustarán la defensa con el fin de mantener la intensidad del conjunto. Más allá de las estadísticas, varios colegas en la liga han expresado sus buenos deseos para el dominicano, reconociendo su empeño y su aporte al dinamismo del roster.
Este revés no solo sacude a la organización de los Marineros, sino que también pone en relieve la importancia de la profundidad en un equipo de Grandes Ligas. El caso de Robles, un jugador con una trayectoria destacada y un arranque de temporada brillante, reafirma la fragilidad inherente al béisbol, donde la adrenalina y la entrega máxima pueden llevar a jugadas de alta espectacularidad pero también a riesgos notables. Cuando vuelva al diamante, el dominicano buscará retomar la forma que lo ha hecho brillar ante un público que ya sigue sus pasos con entusiasmo.
