Más de 180.000 haitianos deportados sigue la presión migratoria en República Dominicana

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La situación migratoria en este país caribeño no es un simple tema coyuntural. Las autoridades han apretado el paso en los operativos de localización y repatriación de personas extranjeras sin documentos, especialmente procedentes de Haití. Durante los últimos seis meses, se han registrado niveles históricos de deportaciones, reflejando la firmeza gubernamental y generando, al mismo tiempo, debates en la esfera internacional sobre el respeto a los derechos humanos.

Tal como difunde deultimominuto, la Dirección General de Migración (DGM) sobrepasó la barrera de 180.000 haitianos repatriados en el período señalado. Las expulsiones habrían alcanzado un ritmo de hasta 10.000 individuos por semana, siguiendo un riguroso procedimiento de registro y verificación biométrica. Además, diversos organismos estatales, como el Ministerio de Defensa y la Policía Nacional, respaldaron las acciones, según los datos oficiales. Aunque las autoridades aseguran que cada intervención respeta los protocolos internacionales, organizaciones extranjeras insisten en que la crisis política y social en Haití complica cualquier proceso de retorno seguro.

Este fenómeno está íntimamente ligado a la inestabilidad que golpea al vecino país y a la presión fronteriza que, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se ha intensificado en los últimos años. Grupos de derechos humanos critican la continuidad de las expulsiones, sobre todo después de que entidades internacionales alertaran sobre una ola de violencia extrema que dejó a miles de personas sin hogar y provocó un número significativo de muertes en Haití. Aun con estos cuestionamientos, el Gobierno dominicano mantiene su postura firme, argumentando que las repatriaciones se realizan con transparencia y dentro de los márgenes de la ley.

Algunos analistas locales subrayan que la falta de programas de regularización para trabajadores haitianos agudiza el conflicto. No obstante, esta realidad dominicana no es un caso aislado. Según un informe reciente de la OIM, la migración irregular se ha convertido en un reto global, con políticas cada vez más rigurosas y expulsiones crecientes en distintas regiones del mundo. En el escenario dominicano, la comunidad internacional observa con lupa cada nueva cifra que publica la DGM, mientras continúan los llamados a encontrar soluciones humanitarias y acuerdos bilaterales eficaces.

La dinámica migratoria entre Haití y República Dominicana no es asunto de un día para otro, y se vincula directamente a factores históricos, económicos y sociales. Aunque el control fronterizo es un derecho soberano, diversas voces insisten en la urgencia de abordar el tema con una perspectiva integral. También advierten que el problema podría escalar si no se invierten recursos en la seguridad fronteriza, la protección de los derechos humanos y la creación de oportunidades para la población que, por razones críticas, abandona su tierra natal.

La historia sigue su curso, y no hay duda de que este panorama requerirá mucha mano izquierda en el futuro inmediato. Los especialistas señalan que la opinión pública dominicana está dividida: algunos se sienten aliviados por la supuesta “pacificación” social que traen las deportaciones masivas, mientras otros temen que la situación de Haití, devastado por la violencia, pueda desencadenar mayores tensiones. De un modo u otro, las estadísticas marcan un récord inédito y, a medida que avancen los meses, la comunidad internacional continuará exigiendo respuestas claras sobre el respeto a los derechos fundamentales de quienes se hallan en tránsito o en situación migratoria vulnerable.

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