La eterna chispa competitiva de Mike Trout volvió a encenderse esta semana, cuando el tres veces JMV de la Liga Americana declaró que hará todo lo posible por vestir de nuevo la camiseta de Estados Unidos en el Clásico Mundial de Béisbol 2026. Entre risas y la seriedad que exige su temporada 15 en Grandes Ligas, el jardinero de los Angelinos subrayó que tiene “asuntos pendientes” tras la dramática final de 2023 que perdió ante Japón.
Según reseña el portal digital De Último Minuto, Trout conversó con el mánager Mark DeRosa y con Aaron Judge, flamante capitán del combinado estadounidense, para alinear su participación. Ese diálogo llega días después de que USA Baseball ratificara a DeRosa y nombrara a Michael Hill como gerente general, en una apuesta por la continuidad del proyecto que les dio la plata hace dos años.
El calendario ya está definido: la quinta edición del Clásico se jugará del 5 al 17 de marzo de 2026 con sedes en Houston, Miami, Tokio y San Juan. Estados Unidos arrancará en el Minute Maid Park, dentro del Grupo B junto a México, Italia, Gran Bretaña y Brasil, y cualquier cruce de cuartos se disputaría en Miami el 13 de marzo.
Una de las interrogantes es la defensa de los jardines. Trout se mudó al right field esta campaña para dosificar el físico tras sus lesiones recientes, justo la misma parcela que patrulla Judge en los Yankees. El angelino se quita presión: “Quiero ganar, punto. DeRosa sabrá cómo armar el rompecabezas”, dijo, palabras que encajan con el reciente movimiento de los Angelinos para proteger a su estrella.
Más allá del glamour, la presencia de Trout expande el efecto dominó en el clubhouse. En 2023, su liderazgo reunió a talentos que normalmente se ven como rivales de división; ahora la expectativa es que nombres como Mookie Betts, Bryce Harper o incluso un saludable Jacob deGrom den el sí más temprano que tarde. La figura de Judge como capitán suaviza el proceso de reclutamiento, aportando una voz respetada y mediática.
Desde la óptica caribeña, la noticia resuena con doble sabor. La afición dominicana —que celebró su propio título mundial en 2013— ya se relame ante la posibilidad de otro choque de gigantes en la segunda fase. Y, si bien Estados Unidos parte como favorito en los pronósticos de las casas de apuestas de Las Vegas, Japón buscará el tricampeonato consecutivo, algo inédito en la historia del torneo.
A nivel individual, Trout llega al 16 de abril con seis jonrones y 14 empujadas en 16 juegos, números poderosos pero acompañados de un promedio de bateo discreto. El californiano reconoció que sigue ajustando su mecánica, sobre todo el timing con lanzamientos quebrados adentro, y que un torneo de alta presión como el Clásico puede servirle de termómetro antes de la recta final de su carrera.
Para DeRosa, repetir al mando trae lecciones aprendidas: pitcheo de relevo más profundo, bateadores zurdos que equilibren la ofensiva y, sobre todo, arrancar la convocatoria con tiempo. Hill, por su parte, ya trabaja en el “scouting” de talentos con doble nacionalidad elegibles para reforzar el bullpen.
En resumen, el compromiso verbal de Trout abre el telón de un proceso que promete ser aún más vibrante que el de 2023. Si la salud respeta y el entusiasmo se contagia, Estados Unidos llegará a Houston con una alineación que combine poder, defensa y veteranía: un lujo que pocas selecciones pueden darse. Por ahora, la pelota está en el guante de Trout… y en la imaginación de los fanáticos que ya cuentan los días para marzo de 2026.