Muere el papa Francisco a los 88 años legado de cercanía y las preguntas que ahora afronta la Iglesia

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El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril de 2025, a las 7:35 de la mañana (hora de Roma), en su residencia de Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, a los 88 años, según informó el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Sede.​

Según la agencia EFE, el purpurado comunicó que “el obispo de Roma regresó a la casa del Padre” luego de dedicar “toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”, subrayando su defensa constante de los pobres y marginados.​

La noticia tomó a muchos por sorpresa apenas ayer Domingo de Resurrección el pontífice saludó a los fieles desde el papamóvil en la plaza de San Pedro. Farrell detalló en un mensaje televisado que rezó junto al cuerpo del pontífice inmediatamente después de constatarse su muerte y ordenó el sellado de los aposentos papales, dando inicio al periodo de sede vacante.​

Francisco, que arrastraba desde febrero una neumonía bilateral y había pasado 38 días ingresado en el Gemelli, volvió a sufrir complicaciones respiratorias las últimas semanas. Aun así, mantuvo una agenda reducida y llegó a recibir el domingo al vicepresidente estadounidense J. D. Vance.

Primero de América Latina, primer jesuita y primer pontífice en más de un milenio que no procedía de Europa, Jorge Mario Bergoglio rompió moldes desde su elección en 2013. Su prédica sencilla “hagan lío”, “la Iglesia es un hospital de campaña”, su mudanza a la austera Casa Santa Marta y su discurso frontal contra la “economía que mata” redefinieron la imagen pública del papado.​

Durante 12 años de pontificado firmó encíclicas clave Lumen Fidei, Laudato Si’, Fratelli Tutti y Dilexit Nos, viajó a 65 países y nombró a 109 de los 135 cardenales con derecho a voto en el próximo cónclave, asegurando que el colegio elector refleje mejor la diversidad geográfica de la Iglesia. También canonizó a más de 900 santos y beatificó a 1 350 personas, entre ellas figuras latinoamericanas como monseñor Óscar Romero.​

La muerte del pontífice desató una inmediata ola de reacciones. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, resaltó “su amor puro por los menos afortunados”, mientras que la primera ministra italiana Giorgia Meloni lo definió como “un gran pastor”. El presidente argentino Javier Milei decretó tres días de duelo nacional y destacó “la huella imborrable” que deja el “papa del fin del mundo”

De acuerdo con la constitución Universi Dominici Gregis, los cardenales deben esperar al menos 15 días antes de reunirse en conclave; por tanto, la elección del sucesor podría comenzar, como pronto, el 6 de mayo. Con un colegio marcado por la impronta latinoamericana y asiática que él mismo alentó, los observadores auguran una contienda abierta y multicultural.​

En la República Dominicana donde más de la mitad de la población se profesa católica las parroquias comenzaron a tocar campanas a mediodía y la Conferencia del Episcopado anunció vigilias de oración en la Catedral Primada de América. Entre los fieles se repite la misma expresión “se nos fue un papa cercano, que hablaba claro y no se olvidaba de los barrios”.

Aún faltan los funerales de Estado, el traslado del féretro a la Basílica de San Pedro y el último adiós de millones de peregrinos. Pero, como solía decir Francisco citando al santo de Asís, “la paz que proclamamos con la boca debemos, ante todo, llevarla en el corazón”. Su mensaje y las reformas en marcha quedan ahora en manos de la Iglesia que él, con tozuda ternura criolla, intentó poner “en salida” hacia los más necesitados.

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