Muere Margot Friedländer a los 103 voz clave contra antisemitismo

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El día en que el Palacio de Bellevue pensaba entregarle la Orden del Mérito, Alemania amaneció sin una de sus conciencias morales la superviviente del Holocausto Margot Friedländer murió a los 103 años, dejando un vacío simbólico en medio de las conmemoraciones por los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Según EFE, la ceremonia prevista se aplazó cuando la centenaria activista se sintió indispuesta; pocas horas después llegó la noticia de su fallecimiento. El presidente Frank-Walter Steinmeier expresó “profunda gratitud” por la “reconciliación” que Friedländer ofreció a un país que, en palabras suyas, “no puede permitirse volver a fallar a su comunidad judía”.

De los sótanos de Berlín a la cátedra pública

Nacida en 1921, Friedländer perdió a sus padres y a su hermano en Auschwitz, sobrevivió escondiéndose en 16 domicilios distintos y fue deportada al campo de Theresienstadt. Volvió a Berlín en 2010, tras 64 años en Nueva York, con la determinación de relatar lo que vio para que la palabra “Shoá” no se congelara en los museos. Su voz siempre firme, a veces frágil se convirtió en visita obligada en escuelas y actos cívicos. “Se human”, repetía en su alemán salpicado de ironía berlinesa “Sean humanos”.

Un contexto que vuelve a encender alarmas

Su muerte coincide con un repunte inquietante de incidentes antisemitas un informe de la Liga Antidifamación (ADL) publicado el 7 de mayo de 2025 muestra que Alemania registra más de 38 agresiones o intimidaciones por cada mil judíos residentes, el ratio más alto entre las siete mayores comunidades hebreas fuera de Israel. Para los historiadores, el dato subraya hasta qué punto el testimonio de Friedländer sigue siendo un antídoto necesario contra la banalización del odio.

El debate político memoria versus polarización

Líderes de todo el espectro coincidieron en la pérdida, aunque algunos analistas lamentan el rápido giro a la pugna partidista. Friedrich Merz, jefe de la oposición democristiana, calificó a Friedländer de “una de las voces más fuertes de nuestro tiempo”, mientras que organizaciones judías recordaron que los discursos no bastan sin políticas concretas: reforzar la protección policial en sinagogas, sancionar discursos de odio en redes y revisar currículos escolares que todavía tratan la Shoá como un capítulo lejano.

Legado para la generación que no conoció testigos

Con la partida de Friedländer, quedan menos de 25 supervivientes del Holocausto viviendo en Alemania. La RIAS red que documenta antisemitismo teme que la memoria dependa ahora de archivos y realidad virtual “Los deepfakes hacen más fácil negar el pasado; sin voces vivas, el relativismo gana terreno”, advirtió su directora este jueves.

¿Y ahora qué?

El Gobierno mantiene la condecoración póstuma y ha invitado a centros educativos a proyectar el documental “Margot” durante la Semana de la Tolerancia. Para la comunidad judía berlinesa, lo esencial es mantener vivo el mensaje “No se trata solo de recordar a los muertos, sino de proteger a los vivos”, resume Daniel Botmann, secretario general del Consejo Central de los Judíos.

Mientras la vieja Europa debate cómo blindar su democracia, el eco de Friedländer retumba como campana dominicana en Viernes Santo “Sean humanos”. Con su ausencia, el reto es pasar del eslogan a la acción cotidiana denunciar chistes “inofensivos”, bloquear propaganda tóxica y acompañar a la vecina que teme llevar kipá por la calle. Porque, como enseñó Margot, la memoria no es museo es deber cívico en tiempo real.

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