NUEVA MEDIDA EN UTAH RETIRA LA BANDERA DEL ORGULLO LGBTQ+ DE ESPACIOS PÚBLICOS

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El estado de Utah ha encendido una fuerte polémica tras aprobar una regulación que impide la exhibición de banderas del orgullo LGBTQ+ en escuelas y dependencias gubernamentales. Esta decisión, que muchos consideran un precedente inédito en Estados Unidos, busca limitar la presencia de símbolos considerados “políticos” en instituciones públicas. Entre las consecuencias más comentadas está la posibilidad de sanciones económicas para aquellos que ignoren la normativa, algo que ya ha generado inquietud y rechazo en diferentes comunidades.

Según reportes de EFE, el gobernador Spencer Cox permitió que la controvertida propuesta se convirtiera en ley sin su firma, pese a calificarla como un “proyecto de ley divisivo”. La disposición no solo prohíbe la presencia de banderas LGBTQ+, sino también la de cualquier otra no contemplada en su lista oficial. Aun así, varios edificios de Salt Lake City han respondido iluminándose con colores alusivos al orgullo, reflejando la tensión entre autoridades estatales y gobiernos locales.

Distintos grupos defensores de los derechos civiles han tomado postura. La American Civil Liberties Union (ACLU), por ejemplo, destaca que este tipo de restricciones podrĂ­an sentar bases legales para frenar la libre expresiĂłn. AdemĂĄs, la Human Rights Campaign indica que el nĂşmero de iniciativas legislativas similares va en aumento, reforzando una tendencia que muchos ven con preocupaciĂłn. Observando el debate nacional, se percibe una ola de proyectos que buscan limitar o controlar ciertos sĂ­mbolos en recintos escolares, con el argumento de mantener la neutralidad polĂ­tica.

Algunos profesores y estudiantes temen que la medida afecte el clima de respeto y diversidad en las aulas. La norma, con fecha de entrada en vigor el 7 de mayo, impone multas de 500 dĂłlares por dĂ­a a quienes infrinjan la prohibiciĂłn. Aun asĂ­, hay voces que piden mayor claridad en los detalles. Varias organizaciones ciudadanas planean presentar recursos legales, argumentando que la ley no logra equilibrar la necesidad de un ambiente imparcial con la protecciĂłn de la libre expresiĂłn.

En el largo plazo, se anticipan disputas adicionales a medida que otras jurisdicciones se planteen normas similares. Mientras tanto, en Utah se vive un ambiente cargado de opiniones encontradas: sectores que celebran la decisiĂłn, convencidos de que la escuela no debe ser un escenario de debates culturales, y grupos que la rechazan por considerarla discriminatoria. Por ahora, la comunidad LGBTQ+ y sus aliados mantienen la esperanza de que, con mayor diĂĄlogo, se alcance un consenso mĂĄs inclusivo.

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