OMS reajusta sus operaciones ante dramático recorte de fondos

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La reducción de recursos con la que lidia la Organización Mundial de la Salud (OMS) amenaza con entorpecer sus programas más esenciales. En estos momentos, la entidad se ve forzada a redistribuir esfuerzos y a contemplar la posibilidad de reducir personal, una medida que, a todas luces, redefine sus prioridades de cara al futuro.

Tal como divulga elpais, los reajustes surgen a raíz de la disminución del apoyo económico, en especial el proveniente de Estados Unidos, nación que solía aportar un porcentaje muy notable de la financiación total. Esta circunstancia, sumada a la baja generalizada de la cooperación para el desarrollo en varios países, ha colocado a la OMS ante un déficit que ronda los 600 millones de dólares. En términos prácticos, el panorama sugiere un replanteamiento inmediato de la estrategia global del organismo, cuyas iniciativas abarcan desde la respuesta a emergencias sanitarias hasta la investigación epidemiológica.

Para poner en perspectiva la magnitud de este problema, otras fuentes públicas detallan que, en 2020, la OMS implementó más de un centenar de proyectos de respuesta inmediata a crisis de salud en todo el mundo. Se podrían ver comprometidos programas relacionados con enfermedades infecciosas y apoyo logístico en territorios que dependen de la intervención internacional. Según información difundida por el sitio oficial de la institución, más de una cuarta parte de su personal se concentra en la sede de Ginebra, lo que indica que el ajuste impactará múltiples áreas, incluso en puestos de liderazgo.

El asunto no solo radica en la disminución del presupuesto. El recorte también rebasa el simple acto de ahorrar costes: se trata de un golpe directo a la capacidad de reacción ante futuras emergencias sanitarias. Algunas naciones han iniciado conversaciones para aportar fondos adicionales, pero la cooperación no fluye con la misma facilidad que en años anteriores. Con este panorama, la OMS ha optado por racionalizar recursos y mantener, en la medida de lo posible, programas críticos que resultan vitales para países en situaciones de riesgo.

“Hoy se requiere más espíritu de colaboración y menos indiferencia ante los desafíos de salud global”, comentan diversos especialistas en foros internacionales. El equipo técnico de la OMS ha dejado claro que, si no se concretan mecanismos de financiamiento alternativos, las reducciones de personal y la disminución de operaciones podrían afectar campañas de vacunación, investigaciones sobre enfermedades emergentes y la contención de nuevas amenazas virales.

En vista de tanta incertidumbre, el llamado es a que los Estados miembros, donantes privados y filántropos refuercen su contribución. Especialmente en circunstancias donde un recorte presupuestario puede poner en aprietos la capacidad de respuesta ante brotes críticos, no existe espacio para descuidos. Sin duda, cada paso que se dé en pro de la salud global será más decisivo de lo que la gente imagina.

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