El precio del oro volvió a protagonizar un salto histórico este lunes, al cotizar por encima de los US$ 3,430 la onza y encender las alertas de los mercados que buscan cobertura ante la creciente volatilidad. La combinación de un dólar debilitado, la ofensiva arancelaria de Washington y los choques entre la Casa Blanca y la Reserva Federal empujaron a los inversionistas a refugiarse en el metal precioso, que ya acumula una revalorización cercana al 30 % en lo que va de 2025.
Según datos recopilados por la agencia EFE, el lingote sumó más de 100 dólares en una sola sesión, encadenando nuevos máximos intradía desde la apertura asiática hasta pasadas las 14:00 GMT. Analistas consultados por el medio subrayaron que la caída de 12 % del billete verde frente al euro desde febrero ha sido el principal catalizador, al abaratar la compra de oro para tenedores de otras divisas.
La presión sobre el dólar se agudizó después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, exigiera el despido de Jerome Powell al frente de la Fed, calificando sus informes de “completo desastre”. El cuestionamiento público a la independencia del banco central encendió las alertas sobre la estabilidad macrofinanciera y amplificó la migración de capitales hacia activos considerados seguros.
Pero la historia no se limita a los bandazos políticos de Washington. Los bancos centrales han reforzado la tendencia alcista con compras netas de 18 toneladas en enero, lideradas por Uzbekistán, China y Kazajistán, de acuerdo con el último balance del World Gold Council.Tras un 2024 donde las autoridades monetarias añadieron 44 t a sus reservas, Pekín volvió a la carga en el arranque de este año y ya acumula 2,285 t del metal, el 5.9 % de sus activos externos.
Las entradas de inversionistas institucionales tampoco aflojan. Los fondos cotizados respaldados en oro (ETFs) captaron US$ 21 000 millones en el primer trimestre, su segundo mejor arranque de año, a tono con la encuesta de Bank of America donde 4 de cada 10 gestores pronostican al oro como el activo estrella de 2025. Ese flujo ha añadido una capa extra de demanda financiera que contrarresta la ralentización de la joyería asiática, todavía resentida por la recesión en China.
En el frente cambiario, la paridad euro‑dólar golpeó 1.15, su nivel más alto desde noviembre de 2021, reforzando la disparada del metal. El yen japonés otro refugio clásico también tomó tracción, aunque sus avances lucen modestos frente al oro, que ya duplica la rentabilidad acumulada de la moneda nipona en 2025.
¿Hasta dónde puede llegar?
Para Adrián Hostaled, estratega de mercados, “un eventual relevo en la presidencia de la Fed o el simple hecho de que se plantee, añade una dosis de incertidumbre que el mercado todavía no ha descontado del todo”. Si el dólar profundiza su caída y la Casa Blanca redobla la guerra comercial, no descarta que el oro tantee la zona de US$ 3,600 antes de mediados de año.
El escenario base, no obstante, sigue anclado a la política monetaria: el mercado baraja dos recortes de tipos de la Fed en el segundo semestre, lo que mantendría deprimidos los rendimientos reales de los bonos del Tesoro y favorecería al metal. A eso se suma la posibilidad de nuevos programas de compras de oro por parte de bancos centrales emergentes que buscan diversificar reservas y blindarse ante sanciones financieras.
Repercusiones para el Caribe
En República Dominicana, donde las exportaciones mineras explican alrededor del 4 % del PIB, la escalada del oro ofrece un alivio fiscal porque eleva los ingresos tributarios ligados al sector. Sin embargo, también encarece las importaciones de insumos industriales que cotizan en dólares, presionando la inflación local.
Para los pequeños ahorrantes quisqueyanos, los asesores financieros recomiendan moderación. “Con precios en máximos históricos, conviene entrar de manera escalonada o aprovechar retrocesos”, sugiere Joaquín Robles, de Banco BiG, quien recuerda que el oro también puede corregir con fuerza si el dólar rebota o se desinflan los temores geopolíticos.
Clave a seguir
La próxima comparecencia de Jerome Powell ante el Congreso, pautada para el 30 de abril, será un termómetro decisivo. Cualquier señal de intromisión política o de flexibilización prematura de la política monetaria podría reavivar la carrera del metal dorado. Mientras tanto, el oro descansa sobre un piso de soporte que hoy luce más