Parque vehicular al borde del colapso la República Dominicana en una encrucijada de movilidad

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Las calles de Santo Domingo y otras ciudades del país se encuentran al límite, con conductores que batallan en un atasco sin horario y transeúntes resignados a largos minutos de espera en esquinas congestionadas. La imagen que describe un tráfico “pesado a mediodía” ya no es novedad; se ha convertido en el pan de cada día para quienes necesitan desplazarse, sea por trabajo, estudios o diligencias personales.

Tal como informa deultimominuto, con aportes de la periodista Yuleisy Ovalle, las avenidas principales están recibiendo una cantidad de vehículos que supera con creces la capacidad vial disponible. Un estudio reciente de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) confirma que el parque vehicular llegó a 6.2 millones de unidades, lo cual se traduce en un aumento significativo si se compara con las cifras de hace tan solo una década. Estas estadísticas no solo detallan un incremento en automóviles y autobuses, sino también en motocicletas, que representan un elevado porcentaje de los nuevos registros.

Una de las explicaciones para esta saturación pasa por el limitado desarrollo del transporte colectivo. Según un informe publicado por el Banco Central de la República Dominicana, numerosos ciudadanos se inclinan a comprar un vehículo propio ante la falta de rutas y la escasez de unidades en el transporte público. En muchos hogares, hay más de dos automóviles y, de igual manera, varias motocicletas, todos saliendo de la marquesina al mismo tiempo. Esa multitud motorizada, sumada a la creciente indisciplina de algunos conductores, traza un escenario retador para las autoridades y la ciudadanía.

Ciertos planes impulsados por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) contemplan ampliar los corredores de autobuses y fortalecer la supervisión de las leyes de tráfico. Distintos expertos también proponen reforzar la coordinación con entidades como la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA) y priorizar sistemas multimodales, que incluyan transporte sobre rieles y ciclovías. Una reforma amplia requerirá invertir en mantenimiento de calles, remodelación de semáforos y mejores controles para el flujo vehicular, sin descuidar la educación vial en las escuelas y la promoción de conciencia ciudadana.

Los esfuerzos deben reflejar un cambio profundo y sostenido, respaldado por iniciativas que equilibren el parque vehicular con la capacidad real de las vías. Sin esta estrategia integral, millones de dominicanos seguirán atascados en un tapón interminable, viendo cómo las horas transcurren con el motor encendido y la paciencia al límite.

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