La comunidad de Manabao, ubicada en las montañas de Jarabacoa, se mantiene en vilo por la desaparición del pequeño Roldanis Calderón, de apenas tres años. Sus allegados, junto a equipos especializados, llevan días sumergidos en un operativo que combina patrullas en tierra, rastreo con cámaras térmicas y un despliegue coordinado entre distintas instituciones que no descansan en la misión de hallar pistas sobre su paradero.
Según deultimominuto, la unidad de drones del Servicio Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad (911) se ha sumado de forma activa a esta búsqueda. Estos dispositivos, dotados de sistemas de detección avanzada, han sido esenciales para sobrevolar terrenos escarpados y boscosos, aportando grabaciones en alta resolución que permiten un análisis minucioso. De hecho, tanto la Policía Nacional, a través de su Dirección de Investigaciones Criminales (Dicrim), como el Ministerio Público, dirigen los esfuerzos y cuentan con el respaldo de brigadas de la Defensa Civil, el Ejército, los bomberos de Manabao y guardaparques del Ministerio de Medio Ambiente.
Desde hace varios años, distintas estadísticas mundiales —como las publicadas en informes de la Asociación Internacional de Búsqueda y Rescate— reflejan el significativo incremento del uso de drones equipados con inteligencia artificial en búsquedas de alto riesgo. Esa misma tecnología ha demostrado su eficacia en situaciones anteriores, como sucedió recientemente con la desaparición de la turista india, Sudiska Konanki, en un hotel de Punta Cana. Además, el 911 de República Dominicana ha recibido capacitación especializada con el apoyo de Estados Unidos para impulsar el desarrollo local de herramientas tecnológicas y de análisis de video.
Organizaciones humanitarias y grupos civiles de la zona también han mostrado su solidaridad. Reportes de prensa detallan que vecinos y voluntarios han recorrido senderos, barrancos y ríos en un trabajo conjunto con las autoridades. Este tipo de despliegue no solo habla del poder de la tecnología, sino también de la voluntad colectiva para enfrentar situaciones críticas.
Otros países han aprendido a combinar técnicas tradicionales de rastreo con aparatos de vanguardia, y el caso dominicano no es la excepción. Especialistas resaltan que en zonas montañosas, las cámaras térmicas pueden detectar rastros de calor en lugares poco accesibles para el ser humano. Por si fuera poco, la continua mejora de los algoritmos permite identificar objetos mínimos a considerable distancia, lo que representa un apoyo vital en misiones contrarreloj.
Expertos en rescate recomiendan a las comunidades rurales mantenerse en estrecha colaboración con las autoridades cuando ocurren este tipo de emergencias. Aconsejan que se informen de inmediato los datos de localización y se compartan indicios que parezcan útiles, por muy pequeños que sean, pues cada detalle puede ser una pieza clave en un escenario donde el tiempo marca la diferencia.
La esperanza en Manabao persiste, y cada día que pasa se siente el compromiso inquebrantable de quienes se esfuerzan por encontrar a Roldanis. Confiamos en que esta combinación de recursos tecnológicos y solidaridad comunitaria logre una pronta resolución y traiga la tan anhelada tranquilidad a una familia que vive horas de gran incertidumbre.