Petróleo en la encrucijada impactos globales y escenarios futuros

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El mercado del crudo lleva tiempo avanzando por caminos inciertos. Al observar las fluctuaciones recientes, los inversionistas han reaccionado con cautela, buscando señales de estabilidad en medio de cambios repentinos en la oferta y ajustes en la demanda. Por si fuera poco, las tensiones geopolíticas y los aranceles comerciales ejercen presión sobre un sector que nunca descansa.

Tal como advierte Vicente Nieves en eleconomista, los grandes bancos de inversión coinciden en que el petróleo se está enfrentando a una especie de “tormenta perfecta”: la merma de la demanda, la iniciativa de ciertos productores para inyectar más barriles al mercado y el temor a nuevos episodios de sobreoferta. Entre ellos, JP Morgan y Goldman Sachs han planteado posibilidades que recuerdan a periodos convulsos vividos en 2014 y 2020, cuando Arabia Saudí puso en jaque la producción estadounidense de crudo de esquisto. Para completar la escena, Morgan Stanley, Citi y otras firmas también han ajustado a la baja sus previsiones de precios.

Los productores se encuentran en un punto crítico, puesto que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) no puede sostener durante demasiado tiempo una estrategia de recorte de barriles si los precios no compensan. Según datos publicados en marzo de 2025 por la Agencia Internacional de Energía (AIE), la producción conjunta de Arabia Saudí y Rusia aún supera los niveles sugeridos para balancear el mercado, lo que refuerza la idea de un posible “reseteo” que pondría a prueba la resistencia de los productores con menores márgenes.

Algunos especialistas contemplan que los recortes de la OPEP+ podrían desvanecerse de manera más rápida de lo previsto, arrastrando los precios incluso por debajo de los 50 dólares por barril en escenarios extremos, similar a ciertos episodios de hace una década. Mientras tanto, entidades como el Fondo Monetario Internacional estiman que un crecimiento mundial modesto, sumado a la inestabilidad comercial, complica la recuperación de la demanda energética.

En cualquier caso, cada banco maneja rangos diferentes. Hay quienes siguen viendo un techo de 70 dólares el barril si la economía global logra esquivar la recesión, y otros que estiman un suelo cercano a los 40 dólares si se materializa una caída acentuada de la actividad y un incremento de oferta inesperado. Ese mosaico de pronósticos refleja una situación donde cada decisión de política energética y cada variación en los aranceles puede provocar un efecto dominó.

El futuro del petróleo parece depender tanto de la disciplina de los países productores como de los vaivenes de la economía mundial. Las reflexiones de los expertos sugieren que el crudo seguirá su curva de volatilidad, buscando el equilibrio entre la necesidad de ingresos de las naciones petroleras y el costo de mantener ociosos miles de barriles. Por ahora, la escena se pinta repleta de retos, y quienes invierten en crudo saben de sobra que la paciencia y la información oportuna son tan valiosas como un buen yacimiento.

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