El Departamento de Comunicaciones de la Policía Nacional salió al frente de los rumores que inundaron redes sociales y algunos portales digitales, asegurando que don Jesús Tejada, de 76 años, no falleció por inhalar gases lacrimógenos durante una protesta en El Naranjo, Cotuí, como se había difundido.
Según la nota oficial emitida por la institución, el certificado de defunción expedido por el Ministerio de Salud Pública establece que el deceso obedeció a un infarto agudo de miocardio mientras recibía atención médica de emergencia. El coronel Diego Pesqueira, vocero policial, lamentó la pérdida y reiteró que las unidades presentes en la manifestación actuaron “bajo protocolos estrictos y con respeto a los derechos fundamentales”.
Un recordatorio incómodo el corazón sigue siendo el verdugo silencioso
Las cifras de la Organización Mundial de la Salud confirman que las enfermedades cardiovasculares encabezan las causas de muerte en la República Dominicana, con una tasa de 92 fallecimientos por cada 100 000 habitantes para la cardiopatía isquémica en 2021 . En ese contexto, no sorprende que un infarto y no los gases terminara siendo la causa real del fallecimiento de Tejada. Aun así, la velocidad con que la versión del “gas lacrimógeno” se propagó evidencia otras dolencias la desinformación y nuestra falta de hábitos de verificación.
El eco de los fake news
El Observatorio de Medios Digitales Dominicanos advirtió hace apenas dos semanas que la desinformación ligada a protestas y temas de seguridad pública va en aumento y erosiona la confianza ciudadana en las instituciones. Este caso calza perfecto en esa alerta un rumor crece, salta de Facebook a WhatsApp y, sin chequeo mínimo, se convierte en “noticia” que da la vuelta al país.
Transparencia y saldo pendiente
La Policía, consciente del escepticismo que la rodea, insiste en publicar certificaciones médicas y activar el 911 como respaldo documental en incidentes sensibles. Es un avance, aunque insuficiente si no se acompaña de mayor acceso a los reportes íntegros y de sanciones claras cuando los protocolos se incumplen.
En definitiva, la muerte de don Jesús Tejada desnuda dos realidades paralelas: la fragilidad del corazón dominicano y la facilidad con que los bulos se abren paso en el flujo informativo. Frente a ambas, valen las mismas recetas prevención seria y verificación rigurosa, porque, en salud y en periodismo, los hechos no las conjeturas son los que salvan vidas y reputaciones.