Los obreros madrugan sobre la calle Duarte, pico y pala frente a los negocios que ven pasar la mañana entre polvo y brea caliente. La escena resume la apuesta del Ayuntamiento de Los Alcarrizos por extirpar, de una vez y por todas, los baches que desde hace años convertían ese corredor en un vía crucis para conductores y peatones.
Según reportes del portal deultimominuto, las primeras cuadrillas concentran esfuerzos a la altura de la calle de Los Santos, mientras otro equipo corrige hundimientos frente al conocido Pollo Cibao, puntos donde la carpeta asfáltica cedió por filtraciones y sobre-peso vehicular .
A diferencia de intervenciones anteriores limitadas a un relleno rápido la Dirección de Infraestructura Vial está demoliendo losas, sustituyendo tuberías de drenaje y reforzando la sub-base con hormigón hidráulico. El plan forma parte de un paquete de obras que el cabildo prometió activar en 2025 para atacar 17 “zonas rojas” de la red urbana, un compromiso asumido tras la firma del acuerdo de movilidad que el Intrant y la Alcaldía sellaron en septiembre pasado .
Ese convenio va más allá del pavimento proyecta reconfigurar sentidos de circulación, crear pasos peatonales seguros y conectar la vía con rutas alimentadoras al Teleférico de Los Alcarrizos. El Instituto asegura que medidas similares en el Gran Santo Domingo han reducido la duración de los trayectos en un 20 % durante las horas pico , un alivio que el comercio local espera replicar.
Urge hacerlo. El municipio concentra unas 250 000 movilizaciones diarias y el 70 % se producen dentro de sus propios límites, según datos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible del Gran Santo Domingo . Cada embotellamiento dispara el gasto en combustible y la emisión de CO₂, factores que agravan la ya delicada salud vial del país: el último informe del Observatorio Permanente de Seguridad Vial (OPSEVI) contabiliza unas 3 000 muertes al año en las carreteras dominicanas, con el Gran Santo Domingo entre los focos de mayor riesgo.
Vecinos y choferes saludan la intervención, pero piden que no se quede a mitad de camino. La experiencia indica que, si no se atienden las conexiones de drenaje ni se controla la carga de los camiones, el asfalto nuevo cede en menos de dos temporadas de lluvia. También reclaman señalización horizontal y luminarias LED para que la calle Duarte deje de ser, de noche, un tramo de fe ciega.
El Ayuntamiento promete entregar los trabajos en tres semanas y mantendrá un horario extendido para limitar los desvíos. Mientras, los transportistas organizados reiteran su disposición a colaborar, siempre que se respeten las rutas alternas y se gestione el tránsito con agentes de la DIGESETT. Si la ejecución se sostiene, la calle principal del municipio podría pasar de símbolo del abandono a vitrina de cómo una obra puntual bien planificada y vigilada mejora la calidad de vida y devuelve dignidad al espacio público.
