Rusia promete seguir la guerra en Ucrania hasta borrar las amenazas

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El embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, dejó claro en la sesión del Consejo de Seguridad de este viernes que Moscú no contempla un alto al fuego mientras perciba peligros en su frontera y persista según su narrativa la “educación nazi antirrusa” en los países vecinos. Con la guerra a punto de entrar en su cuarto año, la advertencia llegó en tono desafiante Seguiremos luchando tanto como haga falta, afirmó.

Según la agencia EFE, Nebenzia acusó otra vez a Ucrania de perseguir a los hablantes de ruso y glorificar colaboracionistas de Hitler, al tiempo que reprochó a las potencias occidentales hacer oídos sordos a esos señalamientos. La intervención coincidió con nuevos bombardeos rusos sobre la región de Sumy y la intensificación de los combates en Donetsk.

Una ofensiva que gana músculo en el noreste

Rusia ha concentrado unos 50 000 efectivos y artillería pesada en la frontera de Sumy, maniobra que Kiev interpreta como un intento de estirar sus defensas y forzarlo a concesiones territoriales. Analistas del Institute for the Study of War añaden que, aunque los avances sobre el terreno han sido limitados, los ataques constantes buscan desgastar la moral ucraniana.

El precio humano sigue en ascenso

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU alertó que abril de 2025 fue el mes más letal para los civiles desde septiembre de 2024, con al menos 209 muertos y 1 146 heridos. En total, más de 13 000 civiles han perdido la vida desde la invasión plena de 2022, y las víctimas del primer trimestre de 2025 superan en 59 % a las del mismo período del año pasado. Las autoridades ucranianas atribuyen la mayoría de esas bajas a la artillería y los drones rusos que golpean zonas residenciales a diario.

Estambul diálogo en compás de espera

Mientras Nebenzia ofrecía una “coexistencia” si Occidente se aviene a discutir la seguridad rusa, Ucrania insistía en que no acudirá a la ronda del lunes en Estambul sin conocer previamente las exigencias de Moscú. Funcionarios de Kiev temen que el Kremlin intente imponer un documento “firmar o morir”, similar al presentado en las negociaciones fallidas de Minsk y Ginebra. Washington, por su parte, presiona para que las partes al menos acuerden un “cese estratégico” que permita el desminado de áreas agrícolas antes de la cosecha veraniega.

El relato de la desnazificación ancla de la propaganda

Expertos en desinformación señalan que el discurso sobre la “glorificación nazi” funciona dentro de Rusia para justificar la prolongación de la campaña militar y las nuevas levas obligatorias. Fuera de sus fronteras, sin embargo, la acusación pierde tracción ni la ONU ni la OSCE han encontrado indicios sistémicos de políticas ucranianas que avalen esa etiqueta. En cambio, observadores independientes sí documentan deportaciones forzosas de civiles a territorio ruso y ataques contra infraestructuras críticas ucranianas hechos que podrían constituir crímenes de guerra.

¿Hacia dónde apunta el conflicto?

Con las líneas del frente relativamente estables en Zaporiyia y el Kremlin apretando en Sumy y Lyman, la guerra parece entrar en una fase de desgaste prolongado. La apuesta rusa explotar el cansancio occidental y el calendario electoral de EE. UU. para forzar una paz favorable. La apuesta ucraniana resistir hasta que el paquete de ayuda de 95 000 millones de dólares aprobado en Washington empiece a fluir en sistemas de defensa aérea y proyectiles de largo alcance.

Mientras tanto, el sufrimiento civil y la incertidumbre económica se disparan y con Nebenzia reiterando que Rusia peleará “tanto como haga falta”, la luz al final del túnel se ve, por ahora, bien lejana.

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