San Francisco de Macorís joven ultimado a tiros en San Martín

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Un amanecer teñido de sangre estremeció este lunes al sector San Martín, conocido popularmente como Rabo de Chivo, cuando Juan Alberto Tejada Rivera cayó abatido a balazos frente a vecinos que aún no salían de sus casas. Testigos hablan de varios disparos certeros que no le dieron oportunidad de recibir auxilio médico; la escena fue acordonada de inmediato por la Policía Nacional y el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).

La madre del occiso, aún con la voz entrecortada, señaló como presunto responsable a un hombre apodado “Pinky”, con quien su hijo arrastraba viejas rencillas. Las autoridades confirmaron la apertura de una investigación y adelantaron que “se recogen evidencias balísticas y testimonios” para sustentar la orden de arresto que ya se gestiona, mientras unidades de homicidios peinan los barrios aledaños.

El historial de violencia en San Martín no es nuevo. Registros periodísticos muestran que, en agosto de 2022, otro joven resultó herido de gravedad en la misma zona durante un tiroteo nocturno, hecho que en su momento obligó a reforzar el patrullaje mixto en el cuadrante norte del municipio. Vecinos consultados recuerdan que las disputas personales, combinadas con microtráfico y viejas rivalidades barriales, suelen prender la chispa que termina en balaceras como la de hoy.

Paradójicamente, este suceso ocurre mientras la República Dominicana exhibe una de las tasas de homicidios más bajas de los últimos 15 años 7.93 por cada 100 000 habitantes al 25 de abril de 2025, de acuerdo con cifras oficiales de la Policía Nacional. El Plan de Seguridad Ciudadana, que incluye patrullajes focalizados y mesas de mediación comunitaria, ha logrado reducir en doble dígito los asesinatos a nivel nacional; sin embargo, focos urbanos como San Francisco de Macorís siguen mostrando resistencia a esa tendencia.

Fuentes policiales locales sostienen que, además de la persecución penal, se trabaja en programas de intervención social para jóvenes en riesgo y en la ampliación de cámaras de videovigilancia en puntos críticos de la ciudad. Organizaciones comunitarias, por su parte, exigen que las promesas no queden en un simple reporte y que se garantice protección efectiva a testigos, pues el miedo a represalias mantiene a muchos en silencio.

Mientras el cuerpo de Juan Alberto Tejada Rivera era trasladado al Inacif para la autopsia de rigor, la barriada volvía lentamente a su rutina, aunque con la atmósfera pesada de la incertidumbre. De fondo, resuena la pregunta que ya es costumbre en los colmadones del Rabo de Chivo ¿cuántas vidas más costará desactivar viejos odios antes de que la paz se instale de verdad en estas calles estrechas?

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