Sede vacante en el Vaticano cómo será el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco

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El fallecimiento del papa Francisco este lunes 21 de abril, a los 88 años, coloca de nuevo a la Iglesia Católica en modo de transición la llamada sede vacante. Con el pontífice argentino primero de América Latina y artífice de una década de reformas se cierra un capítulo decisivo y se abre el complejo proceso para escoger a su sucesor.

Según la agencia EFE, la vacancia comenzó a las 7:35 a. m. de Roma, cuando el camarlengo, el cardenal estadounidense Kevin Farrell, certificó oficialmente la muerte del pontífice y asumió la administración interina de la Santa Sede. A partir de esa declaración, se activó la maquinaria canónica que regula cada paso hasta la elección del próximo obispo de Roma.

Las primeras 24 horas del luto a la logística

Farrell encabezará nueve días de exequias y despachos protocolares. Mientras, el decano del Colegio Cardenalicio Giovanni Battista Re convoca a los cardenales a Roma para fijar la fecha del cónclave, que debe comenzar entre 15 y 20 días después del deceso.

¿Cuántos votan y de dónde vienen?

Al amanecer de este martes, el Colegio contaba con 135 cardenales electores (los menores de 80 años), tres menos que en febrero porque varios purpurados superaron el límite de edad. De ellos, 109 fueron creados por Francisco y solo 39 % proviene de Europa, un peso relativo que sigue menguando.

La huella del papa difunto es evidente: nombró cardenales en países que jamás habían tenido uno como Mongolia o Sudán del Sur y reforzó regiones donde el catolicismo crece con brío, como África y Asia. Detrás de la estadística late una intención clara: quitarle el tinte eurocéntrico a la cúpula eclesial.

El cónclave, paso a paso

El día señalado, los electores celebrarán la misa Pro eligendo Papa en San Pedro y marcharán hacia la Capilla Sixtina entonando el Veni Creator. Tras el solemne «Extra omnes», quedarán aislados en la Domus Sanctae Marthae, sin teléfonos ni redes. La primera tarde se realiza un solo escrutinio; luego vienen dos rondas de votación por la mañana y dos por la tarde hasta alcanzar la mayoría de dos tercios. El humo negro indicará desacuerdo; el blanco, el esperado «Habemus Papam».

¿Continuidad o giro de timón?

Entre los nombres que ya circulan en Roma figuran el italiano Matteo Zuppi, cercano a los movimientos de paz; el ghanés Peter Turkson, voz influyente sobre justicia climática; el luxemburgués Jean‑Claude Hollerich, relator del Sínodo sobre sinodalidad; y el filipino Luis Antonio Tagle, favorito de los sectores que impulsan una Iglesia “en salida”.

Aunque muchos vaticanistas apuntan a una línea continuista, la historia enseña que los cardenales una vez cerradas las puertas de la Sixtina pueden sorprender. En 2005 buscaron continuidad con Benedicto XVI; en 2013 rompieron quinielas eligiendo a Bergoglio, hombre de las periferias. Ahora deberán equilibrar la herencia reformista de Francisco con los desafíos de un mundo cada vez más polarizado.

Lo que viene

La fecha del cónclave se conocerá en los próximos días. Hasta entonces, la Curia funciona en modo de administración mínima y los fieles se preparan para unos días de humo, especulación y, sobre todo, oración. Cuando finalmente suene el «Habemus Papam» desde el balcón de San Pedro, comenzará una nueva página en la historia de los casi 1.400 millones de católicos del planeta.

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