La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, mueve ficha este viernes despegará hacia Washington un equipo encabezado por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, junto a funcionarios de Hacienda y Relaciones Exteriores, con el mandato de sentar las bases de un “acuerdo global” que englobe seguridad, migración y comercio.
Según la nota difundida por la agencia EFE y reproducida por La Opinión, la mandataria aseguró en su habitual conferencia matutina que el objetivo es “buscar las mejores condiciones para México” en un momento de tensión comercial con Estados Unidos.
Sheinbaum también admitió en declaraciones recogidas por Reuters que su Administración “esperará” para calibrar el alcance real del arancel de 50 % al cobre que el presidente Donald Trump anunció un día antes.La medida, que podría entrar en vigor a finales de julio, ha sacudido los mercados el cobre en la bolsa de Nueva York saltó hasta un 17 % antes de moderar ganancias.
La preocupación no es menor. México exportó unos US$2.460 millones en cobre el año pasado, mientras que Estados Unidos compró metal mexicano por casi US$984 millones, cifras que colocan al mercado estadounidense como uno de los principales destinos del mineral mexicano. Analistas temen que el nuevo gravamen dispare los costos para fabricantes norteamericanos sin necesariamente reactivar la fundición doméstica, donde EE.UU. mantiene capacidad limitada.
El telón de fondo es la propuesta de Sheinbaum de un pacto integral con Washington, esbozada durante el G-7 celebrado en Canadá en junio. Aquella cumbre no vio un encuentro formal entre ambos líderes, pero sí una conversación telefónica “cordial” en la que Trump se mostró abierto a la idea, según filtraciones publicadas por Mexico News Daily y El País
El calendario juega en contra el TMEC (USMCA) deberá revisarse en 2026 y Sheinbaum quiere llegar con un frente claro y con el tema migratorio parcialmente resuelto para evitar que se convierta en moneda de cambio electoral en EE.UU. La estrategia, explican sus asesores, pasa por diversificar compradores (China vuelve a escena para el cobre) y, al mismo tiempo, abrir un canal de diálogo que reduzca el riesgo de tarifas súbitas, como las que golpearon al acero y al aluminio.
Si la misión de Ebrard logra arrancar compromisos concretos, México ganaría tiempo y certidumbre en plena carrera por relocalizar cadenas de suministro a través del nearshoring. De lo contrario, apuntan fuentes diplomáticas, Sheinbaum optará por acelerar otros acuerdos comerciales con la Unión Europea, Brasil y Corea del Sur que reduzcan la dependencia de un mercado estadounidense cada vez más proteccionista.
Por ahora, el mensaje del Palacio Nacional es uno de pragmatismo y puerta abierta negociar donde haya margen y, cuando no lo haya, buscar nuevos caminos. Un equilibrio delicado, pero necesario, para un país cuyo futuro económico está atado quiera o no a la frontera norte.
