Sobrevivir al colapso en Santo Domingo el estremecedor relato de un músico y su madre

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Lo que pintaba como una salida nocturna llena de buena música y sonrisas terminó en horror para un joven percusionista que, junto a su madre, quedó atrapado entre escombros en una reconocida discoteca de la capital dominicana. Las luces y el ritmo del merengue parecían anunciar una velada inolvidable; sin embargo, el techo se desplomó sin previo aviso, arrasando con la alegría del momento.

Según la BBC, el periodista Santiago Vanegas dio a conocer el testimonio de Carwin, un venezolano de 32 años que lleva ya casi una década radicado en la República Dominicana. Carwin compartía pista de baile con su madre cuando una parte de la estructura cedió sobre sus cabezas. Las autoridades locales, amparadas por datos de la Defensa Civil, confirmaron que más de doscientas personas perdieron la vida bajo los escombros, incluyendo al cantante que en ese instante estaba en tarima.

Antes de la tragedia, Carwin vivía sus días entre congas y bongós, amenizando presentaciones de salsa y merengue en distintos escenarios de Santo Domingo. Esa noche, quiso darle a su mamá un regalo inolvidable: el reencuentro tras varios años sin verse y, de paso, el placer de bailar a ritmo de la orquesta del fenecido maestro. Videos filtrados posteriormente en redes muestran el ambiente de celebración que se respiraba, con parejas dando vueltas y aplausos constantes. Sin embargo, nadie habría imaginado que esa armonía quedaría sofocada por el estrépito del techo colapsando.

Informes preliminares del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones señalan que la edificación, levantada hace décadas, ya tenía reparaciones pendientes. Fuentes extraoficiales indican que no se llevaron a cabo revisiones periódicas recomendadas por ingenieros civiles, práctica que podría haber evitado un desenlace tan devastador. El caso ha abierto un debate en la comunidad dominicana sobre el mantenimiento de las estructuras de ocio y la responsabilidad de las autoridades en materia de prevención.

Carwin, en medio de la confusión, no dudó en lanzarse a proteger a su madre cuando sintió los primeros pedazos de concreto desplomarse. Aunque ambos sufrieron golpes, lograron salir con vida por una puerta lateral que jamás habían visto. Desde ese instante, el percusionista estuvo entrando y saliendo del lugar a la espera de poder rescatar a una amiga que aún permanecía atrapada. El dolor de no haber podido hacer más lo persigue, y rememora con impotencia los gritos desesperados de quienes seguían dentro.

El panorama posterior se describe como un hervidero de angustia: patrullas, ambulancias y voluntarios intentaban buscar sobrevivientes entre los escombros. También emergieron historias de valor ciudadano, con gente arriesgándolo todo para auxiliar desconocidos. Varios saxofonistas, coristas y bailarines fueron trasladados a centros de salud cercanos, donde personal médico y de enfermería batalló para salvarlos, a pesar de la magnitud de las heridas y la sobrecarga hospitalaria.

A lo largo de la semana, organismos de socorro han continuado las labores de búsqueda, mientras la familia de Carwin procura dar un sentido tributo a la memoria de las víctimas. En redes sociales, conmovió el mensaje que el percusionista dedicó al artista fallecido, aludiendo a la foto que esperaba regalarle a su madre. La conmoción trasciende fronteras, pues el merengue, auténtico sello dominicano, es un símbolo de identidad que cientos de músicos defienden con corazón y talento.

Especialistas en estructuras aconsejan a las autoridades reforzar las inspecciones de locales nocturnos y edificaciones de gran convocatoria. Varios gremios de ingenieros y urbanistas han exigido nuevas regulaciones, dado que esta tragedia pudo haberse evitado con mantenimiento adecuado y cumplimiento de normativas de construcción. Por el momento, la Fiscalía mantiene abiertas varias líneas de investigación para determinar posibles responsables.

Entre orquestas silenciadas y familias de luto, el suceso deja una profunda reflexión: la vida puede cambiar de un segundo a otro. El testimonio de Carwin, quien aún intenta asimilar lo ocurrido, revela la fragilidad de la seguridad en espacios concurridos y la necesidad de una cultura de prevención más sólida. Esa noche, lo que comenzó como un baile de reencuentro se convirtió en una prueba de supervivencia que marcará para siempre a quienes vivieron su peor pesadilla bajo un techo que, sin previo aviso, se derrumbó.

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