Tiroteo en Telanza sacude a María Trinidad Sánchez una joven muerta y la carretera vuelve al centro del debate sobre violencia rural en RD

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La tarde del domingo se tiñó de luto en la comunidad de Telanza, kilómetro 5 de la vía que enlaza El Factor con Nagua. Un Honda Civic color vino quedó a un lado del asfalto y, dentro, el silencio estremecedor que dejó la muerte de la estudiante Wilmery de Jesús Martínez, de 22 años. Dos acompañantes su hermano Wilmer y un joven conocido como “Mini R” salvaron la vida por poco los médicos del Hospital Antonio Yaport Heded aún pelean contra el reloj para evitar más tragedia familiar.

Según Listín Diario, los tres viajaban de regreso a Nagua cuando otro vehículo les cortó el paso y, sin mediar palabra, descargó varias ráfagas de pistola calibre 9 mm. Los atacantes escaparon rumbo a la Autopista Duarte, dejando solo casquillos y preguntas sin respuesta.​

Wilmery, descrita por vecinos de “Las 500tas” como “una muchacha de iglesia y con sonrisa contagiosa”, será velada hoy en la casa de su abuela, doña Mari. Afuera, el portón pintado con cal típica de barrio exhibe ya decenas de velones y un cartel improvisado “Queremos justicia”. No hay cámaras de seguridad en ese tramo rural; la única luz es la de los postes intermitentes que alumbran la carretera y sirven, paradójicamente, de escondite a los gatilleros.

La Policía Nacional confirmó que el caso fue asignado a su unidad de Crímenes y Delitos Contra la Persona. El coronel Miguel Rosa, vocero regional, explicó que se analizan videos de negocios cercanos y que “hay perfiles de interés en la mira”. El oficial recordó que el país cerró 2024 con 126 homicidios menos que el año anterior, una reducción del 9,6 % en la tasa nacional, pero admitió que los episodios de violencia en vías secundarias siguen siendo un punto rojo para la estrategia de patrullaje preventivo.​

En Telanza, los pobladores asocian la emboscada a viejas rivalidades por el control de pequeñas rutas de microtráfico que cruzan la costa nordeste. “Eso ahí no fue un tumbe de carteras, fue algo amarrado; se escucharon más de veinte disparos”, relató a este reportero un motoconchista que prefirió el anonimato. Las autoridades, por su parte, no descartan ninguna hipótesis: disputa amorosa, venganza personal o problemas ligados a apuestas clandestinas, frecuentes en la zona antes de la lotería nocturna.

Especialistas en seguridad consultados subrayan que la baja general de homicidios no garantiza sensación de paz: los “bolsones” de violencia concentran hechos de alto impacto y gran cobertura mediática, lo que eleva la percepción de inseguridad. Para la criminóloga María López, “mientras las patrullas se despliegan en las ciudades, las carreteras rurales quedan vulnerables a ajustes de cuentas, sobre todo los domingos por la tarde cuando hay menos flujo de vehículos”.

Mientras tanto, la familia De Jesús exige respuestas. El velorio será breve: desean sepultar a Wilmery mañana al mediodía en el cementerio municipal, lejos de cámaras y micrófonos. Al cierre de esta nota, la Policía no ha ofrecido nuevos detalles, pero prometió “avance sustancial” en las próximas 48 horas. Los vecinos, incrédulos, solo piden ver patrullas constantes y alumbrado digno en la vía que, paradójicamente, conecta sus vidas con el resto del país y, ahora, también con su peor pesadilla.

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