El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará este viernes a Roma para participar en las exequias del papa Francisco fallecido el 21 de abril y, de paso, tantear acuerdos comerciales con varios mandatarios que también acudirán a la ceremonia. En la comitiva oficial lo acompañará la primera dama, Melania Trump, y parte de su equipo económico y de seguridad nacional.
Según la agencia EFE, el gobernante republicano comentó en la Casa Blanca que su intención es “aprovechar que estarán casi todos los líderes bajo el mismo techo” para sentarse a conversar de aranceles, intercambios y “oportunidades que beneficien a ambas partes”.
La capital italiana ya se prepara para un despliegue diplomático poco común. La Santa Sede confirmó que el sepelio se oficiará la mañana del sábado en la basílica de San Pedro y que se espera la presencia de figuras como Emmanuel Macron, Luiz Inácio Lula da Silva, Javier Milei y Volodímir Zelenski, entre otros jefes de Estado y de Gobierno.
Trump, además, quiere medir la temperatura de las negociaciones con dos socios clave en su agenda China y Corea del Sur. Ayer se mostró optimista y dijo que ya hubo “contacto directo” con Pekín, pero el Ministerio de Comercio chino reaccionó de inmediato y calificó el comentario de “pura ficción”, advirtiendo que no hay ninguna ronda formal en curso.
Donde sí parece haber humo blanco es con Seúl. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, aseguró que podrían alcanzar un “entendimiento” la próxima semana sobre vehículos eléctricos y semiconductores, rubros sensibles para ambos mercados.
La parada romana viene precedida por el reciente encuentro entre Trump y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien lo animó a usar la solemnidad del funeral como “puente” para rebajar tensiones comerciales con la Unión Europea. El presidente acogió la idea y dejó claro que quiere “negocios justos” con el bloque.
Antes de empacar, el mandatario recibió en el Despacho Oval al premier noruego Jonas Gahr Støre. Ambos coincidieron en que Washington y Oslo “pueden ganar los dos” si modernizan sus acuerdos bilaterales, en especial en energías limpias y materia prima estratégica para baterías.
De concretarse siquiera parte de estas conversaciones, la vista de Trump a Roma pasaría de ser meramente protocolar a una jugada de alto impacto, colocando sobre la mesa las prioridades comerciales de su segundo mandato mientras el mundo despide al pontífice número 266 de la Iglesia católica.