El Juzgado de Instrucción 18 de Barcelona puso punto final, al menos por ahora, a la querella contra dos hinchas del FC Barcelona acusados de proferir insultos racistas contra Vinícius Jr. durante el clásico liguero disputado en el Estadi Olímpic de Montjuïc en octubre de 2023. La magistrada determinó que los cánticos no alcanzaron la entidad necesaria para constituir delito, al no desencadenar una reacción colectiva ni alterar el desarrollo del encuentro.
De acuerdo con la agencia EFE, la jueza Carmen García coincidió con la Fiscalía en que las palabras aún confusas no generaron un “efecto llamada” ni llegaron a oídos del propio futbolista, por lo que derivó el expediente a la Oficina de Igualdad de Trato y No Discriminación, que podría imponer sanciones administrativas.
La decisión ha caído como un jarro de agua fría en la Liga y en el Real Madrid, que ya recurrieron ante la Audiencia de Barcelona. Sus abogados recuerdan que las mismas cámaras que identificaron a los aficionados también permitieron imputar a tres seguidores del Valencia CF por hechos similares en Mestalla; en junio de 2024 aquellos aficionados recibieron ocho meses de cárcel, dos años de veto en estadios y la obligación de pedir perdón públicamente, en la primera condena penal de este tipo en España.
¿Justicia desigual?
Especialistas consultados señalan una brecha evidente entre la rápida respuesta penal en Valencia y el carpetazo en Barcelona. Para la abogada Nuria Martínez, experta en derecho deportivo, “la ley exige que el insulto racista ponga realmente en peligro la paz social; sin embargo, ese listón es demasiado alto cuando se trata de conductas normalizadas en los graderíos”. La jurista recuerda que la reforma del Código Penal de 2022 endureció las penas por delitos de odio, pero su aplicación sigue dependiendo del contexto y de la apreciación subjetiva de cada juzgado.
El caso también vuelve a poner a prueba las iniciativas lanzadas tras los incidentes de 2023: LaLiga firmó un convenio con el Ministerio de Inclusión y Migraciones para reforzar la prevención y la denuncia del discurso de odio en los estadios (24 de octubre de 2024), y el pasado marzo relanzó su campaña #VSRacism junto con EA Sports FC.
La presión internacional y la reputación de la competición
La imagen de la liga española quedó tocada tras los episodios de Mestalla, tanto que la FIFA celebró las condenas “como un paso positivo” y advirtió que el racismo “no tiene cabida en el fútbol”. Sin embargo, ese respaldo depende de que los tribunales mantengan una línea coherente resoluciones divergentes, como la de Barcelona, alimentan la percepción de impunidad.
Lo que viene
Mientras la Audiencia de Barcelona decide si reabre la causa, la pelota está en la cancha de los organismos disciplinarios. La Oficina de Igualdad de Trato podría imponer multas de hasta 60 000 euros y vetos temporales, pero esas sanciones no siempre satisfacen a los deportistas. Fuentes cercanas a Vinícius, que pidió “decisiones firmes y no gestos”, admiten que el jugador evalúa acudir a la nueva línea de apoyo a víctimas de racismo que opera el Consejo Superior de Deportes desde noviembre último.
Para muchos aficionados dominicanos que siguen LaLiga con la misma pasión con que se juega un clásico liceísta, el caso deja una sensación agridulce se aplaude que existan canales de denuncia, pero persiste la duda de si la justicia española mantiene la misma vara para todos. Como se dice en el patio, “o se acaba el relajo en todos los estadios, o el problema seguirá botando humo”.