El Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana (UA) resolvió este miércoles permitir el regreso de Gabón a todas las actividades del bloque, decisión que sella 20 meses de aislamiento iniciado tras el golpe de Estado del 30 de agosto de 2023. La medida fue adoptada en sesión celebrada en Adís Abeba, donde el organismo valoró como “exitosos” los hitos de la transición política gabonesa y emplazó a Libreville a reintegrarse de inmediato.
Según la agencia EFE, la UA difundió su postura a través de la red social X y subrayó que las sanciones quedan sin efecto con carácter inmediato, al constatar que el calendario acordado referéndum constitucional en noviembre de 2024 y presidenciales el 12 de abril de 2025 se cumplió puntualmente.
El Tribunal Constitucional confirmó el 25 de abril la victoria del general Brice Oligui Nguema con un 94,85 % de los votos; la investidura está prevista para el 3 de mayo y abrirá un mandato de siete años. El propio Nguema, que encabezó el golpe que puso fin a los 56 años de la familia Bongo, ha prometido diversificar la economía petrolera hacia la agricultura y el turismo
Aun así, la rapidez con que la UA levanta el castigo ha reavivado el debate interno: el artículo 25.4 de la Carta Africana sobre Democracia prohíbe a los líderes golpistas presentarse en los comicios de transición. Organizaciones como Amani Africa advierten de que el precedente gabonés y antes el de Chad “relaja” la norma anticoup y podría alentar nuevas asonadas militares en la región.
En el plano diplomático, Pekín confirmó este mismo 30 de abril que el vicepresidente del máximo órgano consultivo chino, Mu Hong, asistirá a la investidura de Nguema. La señal no es menor: Gabón ostenta uno de los mayores PIB per cápita de África central y busca capital extranjero para modernizar refinerías y puertos.
Mientras la UA le da la bienvenida, otros cinco países Mali, Níger, Burkina Faso, Guinea y Sudán siguen suspendidos por golpes recientes y sin hoja de ruta clara. La disparidad refleja que el bloque privilegia la “velocidad de normalización” por encima de la uniformidad de sus principios, un síntoma, dicen analistas, de fatiga institucional frente a la ola de pronunciamientos militares que sacude el Sahel.
Para la República Dominicana, tradicional socio petrolero de Gabón, la rehabilitación abre la puerta a reactivar intercambios comerciales en crudo y madera que quedaron congelados desde 2023. Y, de paso, recalca la pregunta de fondo ¿puede la UA sostener su credibilidad si premia con legitimidad a los mismos actores que quebraron el orden constitucional? La respuesta, por ahora, depende más de la realpolitik que de los estatutos del grupo panafricano.
