Un canto que trasciende la partida de Rubby Pérez conmueve a Venezuela

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La despedida de Rubby Pérez ha dejado a muchos con un nudo en la garganta, especialmente en la patria de Bolívar, donde el merenguero forjó lazos tan fuertes que la gente lo sentía como uno de los suyos. Sus canciones todavía retumban en calles y hogares venezolanos, al tiempo que los fieles seguidores comparten recuerdos, oraciones y homenajes cargados de gratitud.

Según Listín Diario y el periodista Ramón Almanzar, el dolor se ha multiplicado tras la tragedia en la discoteca Jet Set, ubicada en Santo Domingo, donde el techo colapsó y dejó un saldo desolador. El suceso no solo privó a la música de una de sus voces inigualables, sino que además, de acuerdo con informaciones de la Dirección de Emergencias local, afectó a más de doscientas personas, incluidas varias de nacionalidad venezolana. Esta situación ha encendido las alarmas sobre la seguridad en espacios de entretenimiento y la protección de ciudadanos extranjeros que residen o visitan la República Dominicana.

En Venezuela, la reacción ha sido inmediata y profunda. Programas de televisión, estaciones de radio y portales digitales siguen recordando la calidez con la que Rubby Pérez abrazó su cultura. Diversas fuentes, entre ellas la Agencia Venezolana de Noticias, recogen testimonios de fanáticos que evocan aquellas presentaciones memorables en escenarios como Venevisión, donde el merenguero compartió tarima con artistas de talla internacional. Este cariño desbordado evidencia la fuerza que tiene el merengue como puente cultural: no distingue fronteras y vibra en el corazón de múltiples generaciones.

Los conocedores del género resaltan la forma en que Rubby Pérez imponía su sello en cada interpretación. Basta con revisar informes de la UNESCO, que declaró el merengue Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2016, para comprobar que esta música siempre ha impulsado el acercamiento entre pueblos. Su voz, descrita por muchos como la más potente del merengue, cosechó admiradores desde Barquisimeto hasta Maracaibo, y hoy se siente en cada coro improvisado que circula por las redes sociales.

Diversos periodistas dominicanos, con vasta experiencia en el mundo del espectáculo, destacan no solo el talento, sino también la humildad y el agradecimiento con el que el artista compartía sus éxitos. A la par, informes de la Oficina Nacional de Estadística de la República Dominicana revelan un notable incremento de la comunidad venezolana en el país, lo que explica en parte la hermandad de sentimientos que ambos pueblos expresan en este momento de luto colectivo.

Las reflexiones que surgen a raíz de este suceso apuntan a temas más profundos: cómo la música puede curar heridas y forjar nuevos lazos, y a la vez, la necesidad de extremar precauciones en lugares de concurrencia masiva. Mientras la nostalgia ronda cada rincón donde sonaron los acordes de “Todavía duele” o “Volveré” en versión merengue, su legado confirma que la pasión artística no tiene fecha de caducidad. Hoy, dominicanos y venezolanos se mantienen unidos en un mismo sentir, recordando a un cantante que, con su potente voz y carisma, supo tender puentes de notas y esperanza entre dos naciones.

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