El Gobierno venezolano denunció este domingo lo que considera una amenaza a la estabilidad regional por el despliegue de buques de guerra estadounidenses en el mar Caribe. Según el canciller Yván Gil, la presencia de al menos ocho embarcaciones y un submarino de ataque rápido cerca de las costas del país pone en riesgo la seguridad del continente bajo el argumento de operaciones antidrogas.
De acuerdo con informaciones de la agencia EFE, Gil sostuvo una conversación telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en la que abordaron la situación de seguridad en el Caribe y el impacto del movimiento militar estadounidense. Durante la llamada, el diplomático venezolano aseguró que “sectores políticos de Estados Unidos” buscan justificar un “despliegue bélico” que podría alterar la paz regional.
El canciller afirmó que Venezuela recibió el respaldo total del Gobierno ruso, el cual reiteró su compromiso con la preservación de América Latina y el Caribe como una “Zona de Paz”, principio adoptado por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2014. Gil y Lavrov también coincidieron en la necesidad de fortalecer la cooperación dentro del Consejo de Seguridad de la ONU y del llamado Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, iniciativa impulsada por Caracas y otros países que cuestionan el unilateralismo occidental.
La conversación se produjo días después de que el Parlamento venezolano aprobara un acuerdo de asociación estratégica con Rusia, cuyo contenido aún no ha sido divulgado. El diputado oficialista Roy Daza explicó que este pacto se enmarca en el “nuevo momento de la geopolítica mundial” y busca consolidar un diálogo político de alto nivel basado en el respeto mutuo y el derecho internacional.
El debate se desarrolla en un clima de tensión creciente con Washington. Desde 2020, Estados Unidos mantiene operaciones navales en el Caribe con el pretexto de frenar el tráfico de drogas, pero el Gobierno de Nicolás Maduro insiste en que se trata de una maniobra con fines políticos destinada a promover un “cambio de régimen” y colocar gobiernos afines a sus intereses.
Analistas internacionales consultados señalan que esta nueva etapa de acercamiento entre Caracas y Moscú refleja la búsqueda de respaldo frente a la presión occidental, especialmente en medio de las sanciones económicas y el aislamiento diplomático. En tanto, la Casa Blanca no ha emitido un comunicado reciente sobre las acusaciones venezolanas, pero ha reiterado en ocasiones anteriores que sus operaciones navales se enmarcan en la lucha regional contra el narcotráfico.
Con este escenario, Venezuela continúa apostando por alianzas con países como Rusia, China e Irán, reforzando su narrativa de soberanía y resistencia ante lo que califica como una política de “hostigamiento” de Estados Unidos en el hemisferio occidental.








