Tres vidas se apagaron el jueves cuando la avioneta que dispersaba moscas estériles para frenar el gusano barrenador del ganado se precipitó cerca de Tapachula, Chiapas, justo en la franja fronteriza con Guatemala. Los fallecidos fueron los pilotos guatemaltecos Carlos Eduardo Monroy y Byron Eduardo Morán, junto al ingeniero agrónomo mexicano Lucio Alberto Roblero, según confirmó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Según la agencia EFE, los tres formaban parte del contingente binacional que desde hace meses intensifica la liberación de moscas macho esterilizadas, técnica probada para cortar el ciclo reproductivo de la plaga que carcome el tejido vivo de reses, fauna silvestre e incluso humanos si no se controla a tiempo.
Una lucha que rebasa fronteras
El accidente ocurre en plena carrera contrarreloj el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) acaba de inyectar 21 millones de dólares para modernizar la planta de producción de moscas estériles en Metapa, Chiapas, con la meta de generar hasta 100 millones de insectos por semana y empujar el foco de infestación hacia el sur.
Washington ya había advertido que mantendrá las restricciones a la importación de ganado mexicano mientras los brotes sigan superando los umbrales de contención establecidos tras la detección inicial en noviembre de 2024. El comercio bovino bilateral ronda los 2 000 millones de dólares anuales, por lo que cada día de cierre implica pérdidas millonarias para ganaderos de ambos lados de la frontera.
Centroamérica también mete el hombro
Guatemala, socio clave en la estrategia, ha dispersado más de 575 millones de moscas estériles en los últimos dos meses y coordina con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) un programa piloto que usa inteligencia artificial para detectar focos emergentes mediante imágenes satelitales.
Lecciones de una guerra ganada y reabierta
México y EE. UU. dieron por erradicado el gusano barrenador en 2003 tras tres décadas de campañas continuas; hoy, 1 400 casos acumulados en menos de seis meses recuerdan lo frágil de esa victoria y lo costoso que puede resultar bajar la guardia. Los expertos estiman que cada rebrote prolongado puede duplicar la factura sanitaria y comercial inicial.
Investigación y llamado a la seguridad aérea
Peritos de aviación civil y del Ejército inspeccionan los restos de la aeronave para determinar si la sobrecarga de insectos, las condiciones meteorológicas o una posible falla mecánica provocaron la tragedia. Mientras se esclarecen las causas, el sector agropecuario insiste en reforzar los protocolos de seguridad aérea: sin esos vuelos, la línea de contención se debilita y el gusano avanzaría nuevamente hacia el norte, con consecuencias impredecibles.