La Gran Manzana acaba de dar un salto de autoridad a partir de septiembre de 2025, ningún alumno podrá sacar su teléfono ni siquiera un reloj inteligente durante la jornada escolar. La medida, amparada en la nueva ley estatal recién rubricada dentro del Presupuesto 2026, obligará a los más de 700 distritos de Nueva York a diseñar protocolos estrictos para mantener los dispositivos fuera de vista, desde el timbre de entrada hasta el último autobús.
Según la agencia EFE, cada centro tendrá libertad para escoger el método que mejor se le ajuste confiscar los equipos a primera hora, exigir que se queden en casa o sellarlos en bolsas de seguridad que solo se abren al final del día. La canciller del sistema público, Melissa Avilés-Ramos, adelantó que el objetivo es cortar de raíz “distracciones, bullying grabado y peleas que se viralizan antes de que un maestro pueda intervenir”.
Una tendencia nacional que pisa el acelerador
Con esta decisión, Nueva York se suma a la lista de estados que ya vetan los móviles en clase California, Florida, Luisiana y Virginia, entre otros y responde a una preocupación creciente el uso excesivo de pantallas. Investigaciones de la American Academy of Pediatrics ligan la sobreexposición digital a un menor rendimiento académico y a picos de ansiedad en adolescentes. La UNESCO, por su lado, recomendó en 2023 limitar los celulares durante las horas lectivas para “proteger la concentración y la salud mental”.
Dólares en el aire y un pulso político
El alcalde Eric Adams respalda la prohibición, pero reclama fondos estatales para implementarla. El argumento es simple: comprar bolsos de bloqueo magnético o contratar personal extra para recoger y custodiar dispositivos cuesta dinero. La gobernadora Kathy Hochul, impulsora del proyecto, aún no detalla cuánto transferirá a la ciudad. El choque recuerda al de 2015, cuando Bill de Blasio levantó la antigua veda a los celulares alegando que los padres necesitaban comunicarse tras la tragedia del 11-S; diez años después, el péndulo vuelve al lado opuesto.
Escuelas refugio frente a ICE
En paralelo, el Departamento de Educación reafirmó que los planteles continúan siendo zonas seguras agentes de Inmigración (ICE) no pueden entrar a detener estudiantes sin una orden judicial. El compromiso se puso a prueba tras el arresto del joven venezolano Dylan López Contreras el 21 de mayo, caso en el que la alcaldía ya actúa como amicus curiae. Adams fue tajante “Perseguimos criminales, no a quienes siguen las reglas”.
¿Qué viene ahora?
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Diseño de protocolos: cada escuela deberá presentar su plan operativo antes de marzo de 2025.
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Capacitación del personal: orientadores y maestros recibirán talleres sobre manejo de crisis y ciberacoso sin smartphones como evidencia inmediata.
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Evaluación anual: el estado medirá el impacto en disciplina y rendimiento; si las cifras mejoran, el modelo podría exportarse a otros distritos.
Lectura crítica
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Ventaja pedagógica: menos distracciones significa más tiempo efectivo de enseñanza; estudios en Reino Unido mostraron alzas de hasta 6 % en exámenes nacionales tras vetar móviles.
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Reto logístico: escuelas con casi 3 000 estudiantes, como las campus high schools del Bronx, necesitarán espacios seguros y personal adicional para almacenar miles de teléfonos diarios.
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Equidad digital: el 65 % de tareas post-pandemia requieren apps móviles. Sin acceso en horarios extracurriculares, los deberes deberán migrar a plataformas compatibles con laptops escolares o bibliotecas públicas.
Nueva York, siempre laboratorio social, apuesta ahora por aulas sin notificaciones. Si la apuesta sale bien, no solo reducirá el ruido de los timbres virtuales podría marcar un precedente de convivencia tecnológica para el resto del país.