La doctora Ana María Polo no se anduvo con rodeos. En plena entrevista con el periodista Javier Ceriani, la conductora de Caso Cerrado frenó de golpe el rumor de que se había casado en secreto con la cantante Ana Gabriel “¡Qué ridiculez es esa! Cuidado con la inteligencia artificial”, disparó, recordando que la foto viral de la supuesta ceremonia era, en realidad, una imagen generada digitalmente.
La fotografía que mostraba a dos mujeres abrazadas, con velo incluido corrió como pólvora por redes y programas de farándula. Sin embargo, un vistazo detallado revelaba rostros borrosos y proporciones anatómicas poco naturales, errores típicos de los deepfakes. Portales como Metro Puerto Rico y El Diario NY confirmaron que tanto Polo como Ana Gabriel negaron rotundamente la historia.
No es la primera vez que la intérprete de “Simplemente amigos” figura en rumores parecidos. El año pasado se le atribuyó una boda ficticia con una fan peruana; ella misma lo tomó con humor “Ya me río de todo esto”, dijo entonces, ironizando con su “noviazgo largo con Chile y matrimonio con República Dominicana”.
Un síntoma de la era deepfake
Casos como este ilustran cómo las herramientas de IA generativa, cada vez más accesibles, disparan la creación de contenido falso de apariencia creíble. El portal TVNotas incluso reportó un supuesto audio de Pati Chapoy “confirmando” la boda de Ana Gabriel, que luego resultó ser completamente artificial. Las celebridades sobre todo figuras latinas de alto perfil se han convertido en blanco recurrente de estas manipulaciones, obligándolas a dedicar tiempo y recursos a desmentir historias que nunca existieron.
La reacción del público y el reto legal
El desmentido de Polo no solo protegió su reputación; también abrió un debate entre sus seguidores sobre la necesidad de regular los deepfakes. En Estados Unidos y México hay proyectos de ley que buscan obligar a etiquetar el contenido sintético, pero su alcance internacional aún es limitado. Mientras tanto, figuras públicas dominicanas desde cantantes de dembow hasta peloteros de Grandes Ligas han empezado a contratar equipos de monitoreo digital para detectar falsificaciones antes de que se hagan virales.
Con un carisma que mezcla autoridad legal y chispa caribeña, la doctora Polo aprovechó el momento para lanzar una advertencia “Verifiquen, no compartan lo primero que vean”. Su llamado resuena en una audiencia cada vez más expuesta a montajes perfectos y titulares incendiarios. En un ecosistema donde la línea entre lo real y lo ficticio se difumina, la responsabilidad de filtrar información ya no recae solo en periodistas o plataformas también le toca a cada usuario.
Por ahora, la única boda confirmada es la que muchos fans mantienen con el sensacionalismo digital. Y, al parecer, ni la doctora Polo ni Ana Gabriel están dispuestas a oficiar ese matrimonio.