La mañana del domingo comenzó con tensión en los alrededores del Altar de la Patria. La Antigua Orden Dominicana movimiento nacionalista que suele plantarse en primera fila cuando se habla de soberanía acusó a varios padres haitianos de llevar a sus hijos al monumento “para montar un espectáculo” y luego culpar a los dominicanos de maltrato infantil.
Como reseña Frankelvin Sánchez en el diario elCaribe, el líder del colectivo, Anyelo Vázquez, ordenó mover la protesta hacia la intersección Máximo Gómez con Bolívar para “no caer en la trampa” y evitar que la presencia de menores se convirtiera en combustible para la confrontación. En sus palabras, “no vamos a permitir que se utilicen niños para fines políticos”.
Vázquez también aseguró que agentes de la Dirección General de Migración sacaron del Parque Independencia a varios ciudadanos haitianos que, según él, “llegaron a provocar”. La movilización nacionalista respondía a otra marcha convocada por haitianos que pretendían recorrer el trayecto desde la Plaza Trinitaria hasta el Altar de la Patria con denuncias de abusos en territorio dominicano.
El episodio ocurre en medio de un endurecimiento oficial de la política migratoria. A principios de mes, el presidente Luis Abinader anunció quince medidas que incluyen más efectivos en la frontera, aceleración del muro y sanciones severas para quienes faciliten el ingreso irregular de extranjeros.
Sin embargo, organismos de derechos humanos advierten que la línea entre control y atropello se ha vuelto difusa. Amnistía Internacional y otras ONG han documentado casos de detenciones violentas y traslados en “camiones jaula” que afectan sobre todo a mujeres y niños haitianos, generando críticas internacionales hacia Santo Domingo.
Las cifras ponen el debate en perspectiva. De acuerdo con un informe de la ONU, unas 751 mil personas de origen haitiano alrededor del 7 % de la población viven en la República Dominicana, la mayoría en busca de oportunidades laborales que escasean al otro lado de la frontera.
En este contexto, el uso de menores como “escudos simbólicos” añade un matiz delicado a la ya frágil relación entre ambos pueblos. Expertos consultados alertan que la presencia de niños en manifestaciones aumenta el riesgo de violencia y puede agravar la narrativa de un conflicto binacional que se retroalimenta con cada incidente. Para ellos, cualquier avance pasa por un diálogo bilateral que reconozca las legítimas preocupaciones de seguridad dominicanas sin sacrificar los derechos básicos de la comunidad haitiana.
Al caer la tarde, Vázquez reiteró el llamado a sus seguidores a mantenerse alejados del Parque Independencia mientras el área seguía militarizada. “La patria se defiende con firmeza, pero también con prudencia”, dijo. Por ahora, la calma pende de un hilo y ese hilo, más que nunca, incluye la seguridad de los más pequeños.