El sábado 26 de abril trajo un nuevo motivo de orgullo para la pelota criolla: José Fermín, un derecho de apenas 23 años nacido en Payita, Monte Plata, subió al montículo del Target Field y se convirtió en el dominicano número 943 en Grandes Ligas. En su relevo de una entrada recetó su primer ponche a Ryan Jeffers y solo toleró un boleto, dejando claro que su brazo tiene futuro.
Como recuerda el periodista Raphy de León en el reportaje de CDN, el debut de Fermín se dio pese a la derrota 5-1 de los Angelinos ante los Mellizos, pero su actuación bastó para escribir un renglón más en la histórica exportación dominicana de talento. El diestro pertenece en invierno a los Toros del Este, y su temprana llegada al “Big Show” confirma la sólida reputación del béisbol de La Romana como fábrica de lanzadores.
La jornada completa la camada de novatos quisqueyanos que ya probaron el café de las Mayores esta semana el receptor Agustín Ramírez y el bateador designado Ronny Simón debutaron juntos el 21 de abril con los Marlins, incluso combinándose en la misma jugada para la primera carrera de ambos; dos días después lo hizo el utility Sauryn Lao con Seattle; y el jueves 24, el derecho Juan Mejía se estrenó con Colorado.
La fiebre dominicana no es casualidad. De los 265 peloteros internacionales que abrieron la temporada 2025, 100 nacieron en República Dominicana, cifra que mantiene al país al frente de las Grandes Ligas por 30º año consecutivo y representa casi un 28 % de todos los jugadores foráneos. Este flujo constante comenzó el 23 de septiembre de 1956, cuando Osvaldo “Ozzie” Virgil debutó con los entonces Gigantes de Nueva York, rompiendo puertas para generaciones enteras.
Fermín sabe el peso de esa tradición. “Desde niño escuchaba las historias de Virgil y de Pedro Martínez; ahora me toca aportar mi granito de arena”, comentó después del juego, todavía con la bola de su primer ponche en la mano derecha y una sonrisa que no cabía en el locker. El manager Ron Washington fue directo: “Si este muchacho ataca la zona como hoy, nos va a dar muchos outs importantes”.
La realidad es contundente con cada debut, la bandera tricolor ondea más alto en los diamantes de Norteamérica. Y mientras los Angelinos ajustan su rotación, la fanaticada dominicana ya celebra la llegada de otro brazo que promete capítulos emocionantes en la larga novela del béisbol quisqueyano en las Grandes Ligas.
