El empresario Antonio Espaillat propietario de la legendaria discoteca Jet Set, en la avenida 27 de Febrero rompió el silencio tras el derrumbe del 8 de abril que costó la vida a 232 personas, entre ellas el icónico merenguero Rubby Pérez. El colapso ocurrió a las 12:14 a. m., en pleno baile, y dejó además más de doscientas personas heridas, según los balances oficiales más recientes.
Como detalla la periodista Melanie Cuevas en Listín Diario, Espaillat confesó en el programa televisivo El Día que la muerte de Rubby a quien definió como “un hermano” le “parte el alma” y que desea expresar personalmente sus condolencias a las hijas del cantante. “Sé que no hay palabras que alivien ese vacío, pero quisiera que supieran cuánto lo apreciaba”, dijo ante las cámaras.
Espaillat también reconoció que el local arrastraba problemas de filtraciones y que, por años, se limitó a colocar plafones para detener el goteo. Esa admisión refuerza la versión de los peritos, quienes apuntan a la humedad constante como un factor clave que debilitó las vigas de la techumbre.
Del lado de las víctimas, Zulinka Pérez, hija de Rubby, adelantó que interpondrá acciones legales contra el dueño de Jet Set, alegando negligencia en el mantenimiento. Su reclamo se suma a por lo menos siete querellas previamente radicadas por familiares de fallecidos.
Las autoridades, por su parte, conformaron un comité mixto con expertos nacionales e internacionales para determinar responsabilidades civiles y penales. La fiscal Rossy Pérez reveló que el Ministerio Público baraja cargos por homicidio involuntario y violaciones a la Ley 687 sobre normas de construcción.
Mientras avanza la pesquisa, el Gobierno anunció que impulsará reformas para obligar a inspecciones estructurales periódicas en centros de espectáculo con aforo superior a 300 personas. Ingenieros consultados por este medio recuerdan que, si el techo de un local soporta equipos pesados como los aires acondicionados y tinacos que tenía Jet Set, las revisiones deben ser anuales.
Rubby Pérez, “La Voz Más Alta del Merengue”, había anunciado una gira por su 50.º aniversario artístico para diciembre de 2025. Hoy, su legado resuena en los altavoces de cada colmado y guagua pública, mientras el país clama por justicia y una cultura de prevención que evite otra noche tan amarga.