Apagón paraliza a El Puerto negocios en apuros y vecinos exigen respuestas a EDEESTE

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Horas de apagón han puesto en jaque la rutina de comerciantes y residentes en el distrito municipal El Puerto, en San Pedro de Macorís. Neveras apagadas, máquinas detenidas y un calor que ahoga hasta la paciencia describen la escena desde la madrugada del sábado.

Según deultimominuto, la falla mantiene a toda la comunidad sin servicio eléctrico y ha obligado a los vecinos a improvisar con plantas portátiles o velas para no perder la mercancía perecedera. “Los helados ya son agua; así no hay quién venda”, protestó un colmadero impotente.

La distribuidora EDEESTE alega que el corte coincide con su programa de mantenimiento, que esta semana abarca del 14 al 20 de abril e incluye circuitos de San Pedro de Macorís. El calendario oficial anticipa interrupciones preventivas para corregir sobrecargas y trabajos en red, pero la empresa no ha precisado por qué la avería se prolongó más de lo programado.

El apagón sorprende, además, en plena ejecución del Plan de Contingencia de Semana Santa 2025. Ese operativo, activado el 14 de abril, prometió cuadrillas móviles y respuesta “en tiempo récord” para evitar largas interrupciones durante el asueto.

Fuera de El Puerto, la crisis eléctrica golpea a todo el país las pérdidas técnicas y no técnicas del sistema saltaron de 27.3 % en 2019 a 38.2 % en 2024, y el subsidio estatal casi se triplicó.  Para las mipymes, la factura es dolorosa el Consejo Nacional de Comerciantes y Empresarios (Conacerd) calcula que solo en 2024 los apagones costaron más de RD$141 millones en productos dañados y horas de producción perdidas.

EDEESTE insiste en que avanza. La distribuidora cerró 2024 con la repotenciación de 16 subestaciones, inversiones de mil millones de pesos y un plan para minimizar cortes durante el verano de 2025. Aun así, reconoce que sus pérdidas eléctricas rondan el 54 %, cifra que fuerza a programar “interrupciones controladas” mientras modernizan la red.

En El Puerto, sin embargo, los números poco alivian el descontento. “Necesitamos luz ahora, no promesas”, clamó otra comerciante, con bandejas de pollo descongelado sobre la mesa. De prolongarse el corte, los colmados anticipan cerrar temprano y las familias temen la inseguridad que trae la oscuridad total.

Por lo pronto, los comunitarios piden que EDEESTE envíe una brigada urgente, ofrezca un cronograma realista y, de paso, compense a los negocios que ya calculan pérdidas. Mientras tanto, los vecinos encienden velas y cruzan los dedos para que la energía regrese antes de que el fin de semana y sus pocas ventas se les vaya en negro.

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