Arabia Saudí invertirá US$600 000 millones en EE.UU.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, salió de Riad con un compromiso colosal bajo el brazo el reino de Arabia Saudí destinará 600 000 millones de dólares a proyectos en territorio norteamericano durante los próximos años, una cifra que incluye la que sería la mayor venta de material de defensa jamás anunciada.

Según AFP, la Casa Blanca desglosó 142 000 millones de dólares para equipamiento militar desde sistemas antimisiles hasta fragatas y otros fondos mixtos de energía, deporte y tecnología que apuntan a diversificar los negocios saudíes fuera del petróleo.

Los números se inflan con iniciativas de alto perfil: la firma saudí DataVolt destinará 20 000 millones para construir centros de datos de inteligencia artificial en EE.UU., mientras que Google, Oracle, Salesforce, AMD y Uber encabezan un paquete de 80 000 millones en inversiones “de última tecnología” compartidas entre ambos países.

Que un príncipe saudí llegue con un talonario tan abultado no es novedad absoluta. En 2017, Trump proclamó un acuerdo de armas por 110 000 millones de dólares, pero revisiones posteriores revelaron que solo una fracción se convirtió en contratos firmes y entregas reales. Aquel precedente alimenta el escepticismo sobre cuánto del nuevo monto se materializará y cuándo.

Aun así, el paquete de 2025 llega con un matiz distinto: incluye inversiones cruzadas en inteligencia artificial, aviación verde y sanidad (un consorcio anunció 5 800 millones para una planta de sueros en Míchigan). Los saudíes buscan know-how, marcas globales y, de paso, buena voluntad política en Washington; la administración Trump necesita capital fresco para modernizar infraestructura y reforzar la industria de defensa.

El Congreso no tardará en poner la lupa sobre derechos humanos y el uso final de las armas, mientras analistas recuerdan la volatilidad del mercado petrolero y los retos fiscales de Riad. Pero si una porción sustancial del plan avanza, la oleada de dólares saudíes podría impulsar fábricas, empleos y centros de datos en suelo estadounidense, al tiempo que acelera la ambición del príncipe Mohamed bin Salmán de convertir su reino en potencia tecnológica antes de 2030.

En palabras llanas: mucho de lo prometido todavía está en el aire, pero el simple anuncio ya recalienta la mesa de negocios entre Riad y Washington y reaviva el debate sobre hasta dónde llega la geopolítica cuando el dinero habla.

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