Aranceles de Trump al cine foráneo golpearían Hollywood, dice Francia

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La advertencia de Donald Trump de clavar un arancel del 100 % a las películas rodadas fuera de Estados Unidos ha encendido las alarmas en la industria global, pero, para la ministra de Cultura gala, Rachida Dati, todo quedará en bulla mediática.

Según la agencia EFE, Dati explicó en France Inter que la medida, de concretarse, “le haría más daño al propio cine estadounidense” porque provocaría represalias que encarecerían la distribución de sus producciones en el resto del mundo. La funcionaria recordó que apenas un 15 % de los rodajes que se realizan en Francia son estadounidenses, gracias a un régimen fiscal que atrae producciones y a la “calidad de los técnicos” locales.

La inquietud viene del norte. El pasado 5 de mayo, Trump oficializó en Truth Social su orden al Departamento de Comercio para iniciar el proceso de imponer un arancel del 100 % a todo filme foráneo que entre al mercado estadounidense, bajo el argumento de que Hollywood “muere a toda velocidad” por los incentivos que otros países ofrecen a los estudios . Horas después, su equipo matizó que todavía “se exploran opciones”, pero el mensaje ya sacudió los mercados: las acciones de Disney, Paramount y Warner cayeron en la apertura del lunes.

Francia, que este mes recibe al mundo del cine en el Festival de Cannes, no perdió tiempo en responder. Durante un encuentro con realizadores seleccionados para el certamen, Dati aseguró que París no teme una guerra comercial en la gran pantalla y que, a la larga, “Hollywood saldría más perjudicado” . Su tesis EE. UU. exporta mucho más cine del que importa y cualquier represalia dejaría fuera de juego a sus estudios en parte del mercado europeo y latinoamericano.

Los analistas coinciden. Reuters recuerda que el Reino Unido, Canadá y Australia se han vuelto imanes de blockbusters gracias a rebajas fiscales que reducen los costos de producción hasta un 30 %. De aplicarse el arancel, películas como Barbie o la saga Misión Imposible rodadas casi íntegramente en suelo británico entrarían a EE. UU. con el doble de precio y perderían competitividad. El propio Bectu, sindicato de técnicos británicos, advierte que el golpe llegaría “cuando la industria apenas se levanta del paro pandémico”.

Desde la Casa Blanca se defiende la medida como un salvavidas para los empleos locales, pero la lógica económica es dudosa. Un análisis de PBS indica que, en 2023, las exportaciones de cine y TV de EE. UU. generaron US$ 22,600 millones y un superávit de US$ 15,300 millones para su balanza comercial. Castigar los rodajes en el exterior, por tanto, afectaría a los mismos estudios que aún dominan taquilla y streaming.

En Bruselas y la OMC ya se sopesa una disputa. Fuentes comunitarias señalan que un arancel unilateral violaría las reglas de trato nacional y podría terminar en panel de arbitraje, con compensaciones multimillonarias. Mientras tanto, Cannes se prepara para debatir un tema que promete eclipsar la alfombra roja ¿puede Hollywood darse el lujo de dispararse en el pie para “Make Movies in America Again”?

A corto plazo, el efecto real parece limitado; la mayoría de acuerdos de distribución para 2025-2026 ya está firmada y los estudios no cancelarán producciones en marcha. Pero el ruido político puede frenar futuros rodajes en territorios como República Dominicana, donde incentivos del 25 % al 30 % han atraído cintas de acción y series de streaming. Si Washington endurece su postura, es probable que los gigantes del entretenimiento busquen fórmulas creativas coproducciones híbridas, postproducción en EE. UU. para esquivar el sobrecosto.

En el fondo, el mensaje de Dati resuena en un negocio globalizado, subir muros arancelarios al arte solo genera perdedores. Y, si de taquilla se trata, el público siempre encontrará dónde ver su película favorita, sin importar en qué país se diga “¡luces, cámara, acción!”.

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