El reguetonero puertorriqueño Austin Agustín Santos, mejor conocido como Arcángel, acaba de salir a flote de la que describe como la prueba más dura que le ha puesto la vida: una cirugía de corazón que lo obligó a internarse y pausar, por un instante, el ritmo vertiginoso de su carrera.
Según Noticias SIN, el artista compartió desde la camilla una fotografía donde se ve la cicatriz reciente y un mensaje cargado de fe; en él agradece a Dios por “un corazón que, a pesar de todo, se rehúsa a dejar de latir”.
“Terminé un álbum en la etapa más difícil de mi recuperación… duele, molesta, pica y arde, pero no existe dolor físico que supere la tristeza que mi alma cargará por el resto de mi vida”, escribió “La Maravilla”, rematando con la promesa de no fallarle a su público ni a su creador.
No es la primera vez que Arcángel enfrenta un episodio cardiaco. Ya en 2019 sufrió un preinfarto que lo puso bajo vigilancia médica y lo obligó a cambiar rutinas; esa experiencia, recordó el portal LOS40 Urban, sembró la disciplina que hoy le permite encarar una cirugía mayor sin apartarse de la música.
Aun con puntos frescos en el pecho, el puertorriqueño confirmó que su cardiólogo y el cirujano le dieron luz verde para presentarse el 19 de abril en Guatemala y, días después, en el Portobello Fest de La Perla, Puerto Rico. La agenda se mantiene firme; para Arcángel, cantar es también terapia.
Más allá del parte médico, su caso reabre el debate sobre la presión que soportan los exponentes del género urbano—largas giras, desvelos, estrés y un estilo de vida que no siempre favorece la salud—, panorama que ha llevado a otros colegas, como Daddy Yankee y Don Omar, a pausar giras por dolencias similares. Con 38 años y un nuevo álbum en puerta, Arcángel se erige en ejemplo de resiliencia y deja claro que la música, como su corazón, sigue latiendo con fuerza caribeña.