Cosméticos encabezan alertas en la UE y disparan pesquisa contra Temu y Shein

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La Comisión Europea publicó este 16 de abril su informe anual del Safety Gate, la red de alerta rápida para productos no alimentarios. El documento registró 4 137 alertas en 2024, la cifra más alta desde que el sistema arrancó en 2003, y confirmó que los cosméticos volvieron a ser el artículo más arriesgado para la salud en el mercado único.​

Según la agencia EFE, los cosméticos acapararon el 36 % de todas las notificaciones, muy por delante de los juguetes (15 %), los electrodomésticos (10 %) y los vehículos de motor (9 %). Italia encabezó la lista de países que más avisos cursaron —1 089 en total— mientras que España apenas reportó 22 casos, un contraste que deja ver diferencias en la vigilancia de cada Estado.

El comisionado Michael McGrath celebró que la plataforma “permite atajar rápido los riesgos que suponen los productos peligrosos”, subrayando que la eficacia del Safety Gate descansa en la cooperación diaria de las autoridades nacionales.

Detrás de casi la mitad de las alertas hubo riesgos químicos: se detectaron cadmio, níquel y plomo en bisutería, fragancias alergénicas en aceites corporales y plastificantes prohibidos en ropa. El 97 % de los cosméticos retirados contenía BMHCA (Lilial), una fragancia vetada en la UE por sus efectos sobre el sistema reproductivo y la piel.​

El informe llega justo cuando Bruselas endurece el marco normativo. Desde el 13 de diciembre de 2024 está en vigor el Reglamento General de Seguridad de Productos (GPSR), que obliga a los mercados en línea a retirar con mayor celeridad los artículos inseguros y fija responsabilidad directa a lo largo de toda la cadena de suministro.​

Esa presión regulatoria ya se siente en el comercio electrónico. A principios de febrero, la Comisión abrió investigaciones formales contra las plataformas chinas Temu y Shein por posibles infracciones de la Ley de Servicios Digitales (DSA) y por la avalancha de paquetes de bajo valor —4 600 millones en 2024, el 91 % procedentes de China— que contienen productos ilegales o peligrosos.​

Para los defensores de los consumidores, el reto es doble: frenar la entrada de artículos nocivos y garantizar reglas equitativas para los comercios que sí cumplen. Agustín Reyna, director general de BEUC, recuerda que “la UE debe hacer valer las leyes que ella misma aprobó y proteger a sus 450 millones de consumidores”.​

En el Caribe, donde buena parte de los cosméticos y juguetes llega vía proveedores europeos, conviene estar ojo al Cristo. Las empresas que exportan al mercado dominicano ya sienten la presión de unas normas que, aunque nacen en Bruselas, se extienden a cualquier vendedor que quiera entrar en la UE. Para los consumidores criollos, la recomendación es sencilla: verificar origen y etiquetado, y denunciar ante las autoridades sanitarias cualquier producto sospechoso. Así, mientras Europa aprieta las tuercas, también nosotros podemos evitar que un pote de crema mal etiquetado termine afectando la salud y el bolsillo.

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