El mediodía del domingo se tornó de espanto en la emblemática Pearl Street de Boulder, Colorado, cuando un individuo abrió fuego contra manifestantes que exigían la liberación de rehenes en Gaza. Varias personas resultaron heridas antes de que la policía neutralizara al tirador, y la investigación quedó de inmediato en manos del FBI como un posible acto de terrorismo doméstico.
Según la agencia EFE, el director del Buró, Kash Patel, confirmó en la red X que “nuestros agentes y las fuerzas del orden locales ya se encuentran en el lugar” y que se trata de “un atentado terrorista deliberado”. Patel, quien asumió el cargo en febrero pasado tras la salida de Christopher Wray, ha endurecido los protocolos internos para este tipo de incidentes.
Contexto odio antisemita al alza
La Anti-Defamation League (ADL), que también verificó la agresión ocurrida en Boulder, registró 9 354 episodios de antisemitismo en 2024, la cifra más alta desde que lleva estadísticas. Esa tendencia ya había encendido las alarmas de la comunidad judía, que organizó la protesta pacífica atacada el domingo.
Boulder, un dolor repetido
Para los habitantes de Boulder, la tragedia evoca el tiroteo de 2021 en el supermercado King Soopers, donde murieron diez personas. Entonces, la ciudad reformó sus protocolos de seguridad; sin embargo, la violencia volvió a irrumpir en pleno centro histórico.
¿Por qué el FBI lo tilda de terrorismo?
El Buró define terrorismo doméstico como “actos violentos que buscan intimidar o coaccionar a la población civil con fines ideológicos”. El ataque encaja en esa categoría porque el blanco era un acto público con motivación política respaldar a Israel y exigir la liberación de rehenes y porque se realizó en un espacio civil sin protección especial.
Implicaciones nacionales
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Seguridad de actos públicos: expertos anticipan un refuerzo de la vigilancia federal en eventos vinculados a la guerra Israel-Hamás, especialmente en campus universitarios y distritos comerciales.
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Debate político: los demócratas piden redoblar la lucha contra la violencia de odio; los republicanos instan a revisar los protocolos de protección de manifestaciones y el acceso a armas de asalto.
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Credibilidad del FBI: Patel enfrenta críticas internas por sus métodos de control incluidas pruebas de polígrafo masivas y ahora debe demostrar que el nuevo enfoque no erosiona la efectividad operativa del organismo.
Mirada al futuro
El caso de Boulder refuerza la idea de que el antisemitismo no es un problema confinado a redes sociales; se materializa en ataques concretos. Mientras las autoridades afinan cargos federales por terrorismo, la ADL urge a aprobar leyes estatales que tipifiquen con mayor severidad los delitos de odio y financien programas de educación comunitaria.
En palabras de un portavoz local, “la única forma de blindar nuestras calles es enfrentar la retórica tóxica antes de que se convierta en balas”. El tiroteo de Pearl Street, tristemente, confirma que el reloj ya corre.