Un Boeing 787‑8 de American Airlines que cubría la ruta Buenos Aires Miami interrumpió su travesía y volvió al Aeropuerto Internacional de Ezeiza la madrugada de este sábado, luego de que el comandante percibiera un fuerte olor a humo en cabina mientras la nave sobrevolaba Asunción (Paraguay). El capitán declaró la situación de “PAN PAN”, señal que exige asistencia pero descarta un riesgo inminente para la vida de las personas a bordo.
Según la agencia EFE, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) desplegó de inmediato el Plan de Emergencias Aeroportuarias (PEA). Un convoy integrado por los servicios de salvamento, extinción de incendios y control terrestre escoltó sin contratiempos a la aeronave hasta su posicionamiento final en plataforma, donde los 214 pasajeros descendieron ilesos y sin mayores sobresaltos.
“Los procedimientos se activaron tal como lo exige el protocolo internacional. El aterrizaje fue estable y sin novedades mecánicas adicionales”, confirmó la ANAC en una nota de prensa.
El vuelo AAL 908, operado habitualmente con 66 toneladas de combustible para cubrir las casi nueve horas hasta Miami, había abandonado el espacio aéreo argentino unos 30 minutos antes de girar sobre la vertical de Asunción‑Silvio Pettirossi. Esa temprana decisión de regreso acortó los tiempos de exposición a cualquier posible foco de incendio, explican expertos en seguridad operacional.
Aunque el “PAN PAN” no reviste la gravedad del “Mayday”, la tripulación optó por la maniobra conservadora en línea con las directrices de la OACI, que recomiendan “priorizar la seguridad y preservar la integridad estructural cuando exista sospecha de fuego o humo no identificado”. De acuerdo con la Federación Internacional de Pilotos (IFALPA), apenas un 3 % de los avisos de humo termina confirmando fuego real, pero todos se tratan como potencialmente críticos.
En tierra, los técnicos de mantenimiento de American Airlines iniciaron la inspección del Dreamliner para descartar fallas en los sistemas eléctricos, ductos de aire acondicionado o posibles sobrecalentamientos en la cocina de a bordo, áreas donde suelen originarse olores anómalos. Hasta que no concluyan los chequeos, la compañía definirá si el aparato reanuda su itinerario o si reubica a los viajeros en otro vuelo hacia Florida.
La aeronave, matrícula N‑872AN, integra la flota de largo alcance de la línea estadounidense desde 2015 y acumulaba más de 28 000 horas de vuelo sin incidentes mayores, según registros de la FAA. En lo que va de 2025, la entidad norteamericana contabiliza 22 retornos preventivos por sospecha de humo en rutas internacionales, una cifra inferior al promedio quinquenal y que demuestra, a juicio de especialistas, “una mayor sensibilidad de las tripulaciones ante el mínimo indicio de riesgo”.
Mientras se esclarecen las razones del evento, la ANAC subrayó que “todos los pasajeros permanecen bajo cuidado de la aerolínea, con alimentación y opciones de reprogramación sin cargo”. El organismo argentino reiteró su compromiso de “garantizar el más alto estándar de seguridad aérea”, un recordatorio oportuno en medio del creciente flujo de viajeros pospandemia.
Con el susto ya superado y el protocolo cumplido al pie de la letra, lo que queda ahora es identificar qué originó el olor a humo. Solo entonces y tras el visto bueno de las autoridades el vuelo AAL 908 volverá a despegar rumbo a Miami, con la expectativa de que el próximo trayecto sea tan rutinario como cualquiera de los casi 1 700 que cruzan a diario el hemisferio occidental.
