Budapest Pride 2025 Desafía prohibición y convoca apoyo europeo

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La capital húngara amaneció dividida. Mientras el Gobierno de Viktor Orbán insiste en que la Marcha del Orgullo “pone en riesgo el desarrollo adecuado de los menores”, activistas LGBTI y decenas de políticos europeos alistan banderas para desfilar mañana sábado por las calles de Budapest y defender el derecho a la libre reunión.

Según la agencia EFE, la 30.ª edición del Budapest Pride fue vetada este mes por la policía con base en las recientes enmiendas al “ley de protección del menor”, herramienta legal que el Ejecutivo ultranacionalista utiliza para castigar cualquier manifestación pública de diversidad sexual. Las multas para participantes y la amenaza de reconocimiento facial en tiempo real han encendido las alertas de organismos de derechos humanos.

Lejos de amilanarse, la sociedad civil se reorganizó: el alcalde progresista Gergely Karácsony registró la manifestación como acto municipal, maniobra que inutiliza la prohibición policial. Unos 70 eurodiputados junto a la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Yolanda Díaz, y la ministra de Igualdad, Ana Redondo confirmaron asistencia, prolongando el pulso entre Bruselas y Budapest.

El choque con la Unión Europea

La confrontación trasciende la fiesta del Orgullo. Hace apenas tres días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exhortó a Hungría a “permitir la marcha” y recordó que “marchar por tus derechos es una libertad fundamental”. Paralelamente, el Abogado General del Tribunal de Justicia de la UE recomendó condenar la ley húngara de 2021 que equipara la difusión de contenido LGBTI con “propaganda sexual” y la considera contraria a los valores básicos del bloque.

Bruselas estudia medidas de urgencia incluidas sanciones financieras si Budapest no rectifica. El choque recuerda la disputa con Polonia en 2020, aunque esta vez los comisarios hablan de “caso emblemático”: sería la primera vez que la Comisión pide medidas cautelares para proteger un Pride antes de celebrarse.

Hungría, de mal en peor en el Rainbow Map

Los retrocesos se reflejan en los rankings internacionales. En la edición 2025 del Rainbow Map de ILGA-Europe, Hungría cayó siete puestos hasta el 37.º lugar, la tercera peor bajada del continente. El informe atribuye el desplome a la prohibición de marchas LGBTI y a las reformas que criminalizan a los organizadores. Por contraste, países vecinos como Austria o Eslovenia subieron posiciones tras legalizar el matrimonio igualitario.

Riesgo de vigilancia masiva

Otra novedad inquietante es la intención del Gobierno de usar cámaras con reconocimiento facial. Expertos advierten que la medida vulnera el futuro Reglamento de IA de la UE, que prohíbe la identificación biométrica en espacios públicos salvo excepciones muy concretas. Varios eurodiputados han adelantado que exigirán investigar la posible infracción.

Apoyo local y regional

Setenta ONG húngaras entre ellas Amnistía Internacional, Comité Helsinki y Unión por los Derechos Fundamentales firmaron un comunicado respaldando la marcha y denunciando la “restricción arbitraria” del derecho de reunión. Mientras tanto, ciudadanos de Praga, Viena y Bratislava preparan caravanas solidarias rumbo a Budapest, replicando la estrategia vista en Varsovia 2020, cuando autobuses llenos de activistas ayudaron a vaciar los “zonas libres de LGBTI”.

Más que una fiesta

El Budapest Pride nació en 1997 con apenas 300 participantes; la edición de 2019 reunió a 20 000 personas sin incidentes graves. Activistas locales recuerdan que, incluso tras la llegada de Orbán al poder, la marcha se celebró anualmente bajo fuertes cordones policiales. Prohibirla en 2025 marca un punto de no retorno y refuerza la narrativa de “asedio cultural” que el Ejecutivo esgrime de cara a las elecciones municipales de otoño.

Mirada crítica y escenarios futuros

Si el desfile se mantiene y la policía decide actuar, Bruselas tendrá una prueba palpable para acelerar el expediente sancionador. Pero si la marcha transcurre pacíficamente, el Gobierno quedará expuesto ante sus propias bases, revelando que la “protección de menores” fue más una cortina de humo que una amenaza real.

Sea cual sea el desenlace, la movilización de mañana ya logró algo clave colocar a Hungría en el centro del debate europeo sobre libertad de expresión y Estado de derecho. Y, como repite la consigna que circula en redes húngaras, “si prohibirnos amar era el plan, fracasaron: mañana marchamos con más orgullo que nunca”.

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